Le escribo esta misiva, señorita, para el caso remoto y por si acaso no han notado su ojos en mis ojos un destello al mirar sus dos ojazos. Si me dirijo por escrito, usted entienda. No es que peque de quedado ni silente, es que congela mi lengua su sonrisa y me atraviesan mariposas por el vientre.
Si usted no sabe, señorita, yo le cuento, que mientras usted me mira se me fuga, el alma cabalgando con el viento y la boca se me queda medio muda. Ni hablar cuando me habla con ternura su boca que me sabe a chocolate que aunque quiera probarla no he probado pero me tiene loco de remate.
En el supuesto caso que usted sienta un cosquilleo extraño como el mío, le recomiendo con prisa y con premura me de señales con tacto y con buen tino. No es cuestión que ambos andemos por la vida con cosquilleos mutuos ignorados, si el destino la quiere en mi camino, es mejor que pronto lo sepamos.
Pero tengo el deber de prevenirla, tengo labios asesinos esperando, tengo besos de esos que le quitan el aliento, tengo abrazos para no andar olvidando.
En fin, yo quisiera que usted sepa lo mucho que la estoy necesitando, que si tuviera esta carta entre sus manos, supiera usted que ya la estoy amando.
Firmado, un suyo caballero
Posdata: usted ordena cuándo
Sergio W
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 huevos dejados:
no ser la musa que te inspiró,bellísimos tus poemas,emocionan.Leti
Publicar un comentario
"...y me encontré a mitad del tiempo sobrevolando los cielos y el infierno"
Deja tu COMENTARIO: