Barajando otra vez las esperanzas
con las cartas del año que vendrá
mejor trucar un poco la balanza
mejor guardarse en las mangas un as
Esta vez me marco la baraja
esta vuelta le hago trampas al azar
que el destino, si existe, no me alcanza
que le marco sus pasos pa'bailar
Vamos niño levanta ya tu Enero
como un guante blanco. ¡Estamos ya a duelo!
que falta mucho pa'bajarme el morro
Planta este torero su estampa en la arena
como desafiante de hervor en las venas
vente torito que muero o te estoco
Sergio W
Renuncio
Renuncio.
Renuncio a la utopía, a los ideales inalcanzables, a los sueños.
No para abandonar sus metas, sino para hacerlas mías
¿Qué objetivo podría uno alcanzar si le llama "utopía"?
No.
Mis sueños no serán sueños, serán realidades de mi imaginación
y mi imaginación y mis anhelos serán materia y realidad.
Renuncio a los pájaros que no sienten sus alas,
renuncio a mis alas si no saben volar.
Renuncio a la verdad, cuando se muestra muy pulcra
Sospecho de ella cuando no se encuentra un matiz de la mentira
Renuncio a los cielos que no son azules
y al mar sin espumas blancas
y a los mansos, y a los mansos ríos
y al mar muerto
y al espanto
de las primaveras que se rehúsan a volver.
Renuncio a las lluvias que no mojan
por temor a que los paraguas se enfaden
Renuncio al silencio en los cementerios
Renuncio a los perros que nunca muerden
Sobre todo renuncio a los caniches
y a los hombres que son como caniches: falderos
Me quedo con los lobos
porque escriben en el aire poemas a la luna
Renuncio a que las vacunas contra el hambre
aún no fueron inventadas, y a la de la soberbia
y la avaricia y la estupidez humana
Sobre todo esta última que es la madre de las otras.
Renuncio a los que acumulan cosas
para que al final los gusanos le digan a su cadáver: "Señor"
Renuncio a la felicidad porque al menos aquí no existe
Me quedo con una colección desaforada de momentos
de caricias, de besos, de polvos, de tequieros,
de amigos, de excesos, de tequilas, de boleros,
de poemas, de tangos... en fin de atracar el alma de marinero
en cada puerto de placer que no nos mate
Renuncio a la belleza
que sólo se mira con los ojos de la cara
Renuncio a las guerras que no sean
para matar a los idiotas importantes,
a los saboteadores que hacen que el mundo no funcione
Renuncio a las cajas bobas y a los millones de conejitos
renuncio a las modas, a los malos modos, y a los moros
que espían desde la costa
sin atreverse a comprarse una vida
Renuncio a los famosos con carné de boludos
esos catedráticos que venden pedos de colores flúo por la tele
Renuncio a las botineras porque salen muy caras
Renuncio a los gobernantes que gobiernan cómo hacerse
más ricos con el pueblo, mientras los amansan con pan duro,
y con ignorancia crónica alimentan la ubre eterna
que sangra pobreza pero que los alimenta a ellos como sanguijuelas
Renuncio a la violencia,
a las prisas que se apuran por llegar a ningún lado
a los derechos inhumanos para ciudadanos
a la justicia ciega operada de sus córneas
a los jueces que "interpretan" la ley como los teólogos la biblia
Protesto ante el altar de Enrique Santos
que condenó la vigésima centuria
aunque poco nos habló de estas penurias
de cambalache del dosmil también
Abdico de creer que los males son eternos
que siempre nos matarán los sueños
en el útero de la esperanza
Renuncio, protesto, abdico y pienso
que nada puede ser tan malo cuando siento
cuando río, cuando invento el mundo cada día
Pero renuncio en forma indeclinable
si unos ojos no deciden posarse en los míos
si una sonrísa no convierte la mera mueca en poesía
si unas lágrimas no lloran de alegría
o de tristeza, de emoción o de dolor
No me pidan que renuncie a los placeres, al amor,
a esperar que llegue el fin de cada día
y a estrenar cada noche un corazón
Sergio W
Renuncio a la utopía, a los ideales inalcanzables, a los sueños.
No para abandonar sus metas, sino para hacerlas mías
¿Qué objetivo podría uno alcanzar si le llama "utopía"?
No.
Mis sueños no serán sueños, serán realidades de mi imaginación
y mi imaginación y mis anhelos serán materia y realidad.
Renuncio a los pájaros que no sienten sus alas,
renuncio a mis alas si no saben volar.
Renuncio a la verdad, cuando se muestra muy pulcra
Sospecho de ella cuando no se encuentra un matiz de la mentira
Renuncio a los cielos que no son azules
y al mar sin espumas blancas
y a los mansos, y a los mansos ríos
y al mar muerto
y al espanto
de las primaveras que se rehúsan a volver.
Renuncio a las lluvias que no mojan
por temor a que los paraguas se enfaden
Renuncio al silencio en los cementerios
Renuncio a los perros que nunca muerden
Sobre todo renuncio a los caniches
y a los hombres que son como caniches: falderos
Me quedo con los lobos
porque escriben en el aire poemas a la luna
Renuncio a que las vacunas contra el hambre
aún no fueron inventadas, y a la de la soberbia
y la avaricia y la estupidez humana
Sobre todo esta última que es la madre de las otras.
Renuncio a los que acumulan cosas
para que al final los gusanos le digan a su cadáver: "Señor"
Renuncio a la felicidad porque al menos aquí no existe
Me quedo con una colección desaforada de momentos
de caricias, de besos, de polvos, de tequieros,
de amigos, de excesos, de tequilas, de boleros,
de poemas, de tangos... en fin de atracar el alma de marinero
en cada puerto de placer que no nos mate
Renuncio a la belleza
que sólo se mira con los ojos de la cara
Renuncio a las guerras que no sean
para matar a los idiotas importantes,
a los saboteadores que hacen que el mundo no funcione
Renuncio a las cajas bobas y a los millones de conejitos
renuncio a las modas, a los malos modos, y a los moros
que espían desde la costa
sin atreverse a comprarse una vida
Renuncio a los famosos con carné de boludos
esos catedráticos que venden pedos de colores flúo por la tele
Renuncio a las botineras porque salen muy caras
Renuncio a los gobernantes que gobiernan cómo hacerse
más ricos con el pueblo, mientras los amansan con pan duro,
y con ignorancia crónica alimentan la ubre eterna
que sangra pobreza pero que los alimenta a ellos como sanguijuelas
Renuncio a la violencia,
a las prisas que se apuran por llegar a ningún lado
a los derechos inhumanos para ciudadanos
a la justicia ciega operada de sus córneas
a los jueces que "interpretan" la ley como los teólogos la biblia
Protesto ante el altar de Enrique Santos
que condenó la vigésima centuria
aunque poco nos habló de estas penurias
de cambalache del dosmil también
Abdico de creer que los males son eternos
que siempre nos matarán los sueños
en el útero de la esperanza
Renuncio, protesto, abdico y pienso
que nada puede ser tan malo cuando siento
cuando río, cuando invento el mundo cada día
Pero renuncio en forma indeclinable
si unos ojos no deciden posarse en los míos
si una sonrísa no convierte la mera mueca en poesía
si unas lágrimas no lloran de alegría
o de tristeza, de emoción o de dolor
No me pidan que renuncie a los placeres, al amor,
a esperar que llegue el fin de cada día
y a estrenar cada noche un corazón
Sergio W
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