Un pequeño corazón que late. Una condena. Un círculo y una espada.
Todos tenemos algo, un espanto, un corredor largo, una batalla. Y corremos llevando semillas que se escurren entre los dedos, regando el corredor hasta hacerse vacías las manos.
Seguimos adelante, andamos, desandamos, pero siempre al frente, oscuro o gris. Nunca tan iluminado como en nuestros sueños.
Esa es la fuerza, donde creamos, donde forjamos, donde reinamos. Donde somos dueños. Donde renacemos.
Miríadas de gentes y de voces y manos donde al final no hay nada. Sólo uno escapando y llegando al encuentro todo el tiempo.
Como el largo túnel de Ernesto.
Deslizamos la mano por las paredes del corredor mientras andamos para estar seguros de que está allí, de que no corremos hacia una nada.
El corredor, como en un sueño, de pronto es un laberinto borgiano, y corredor de nuevo, y laberinto. Con el extraño presentimiento de nunca haber elegido el camino en ninguna bifurcación. Con la creciente sospecha de que el laberinto desarmado no es más que el corredor de siempre, con una trampa de osos detrás de una esquina, con un belcebú con rouge detrás de la otra y así...
Así vamos espantando fantasmas con nuestra espada de humo, de lado a lado, en una mano, y el libro sagrado en la otra.
Maravilloso, insondable y trágico camino, donde no sabemos si somos: la espada, el libro, los fantasmas... O el propio camino.
Sergio W
Siete balazos, ¡siete!, para el vaquero
Hace tiempo me preparo
para este duelo
De este lado está el vaquero
esperando siete tiros
y del otro está el mecano
costurero.
Siete balazos serán
siete balazos
como un siete de diamantes
en la tripa
Ni los oiré zumbar
siete balazos
pero siete entrarán
en mi barriga
Y allí mismo tumbado
y desangrando
sin conciencia
y resignado
Quizá escuche las voces de los blancos
a mi costado
Más de tres horas,
casi por muerto dado,
todo enterito luego
y ya cerrado
espero un despertar pronto,
iluminado,
menos vaquero, más vivito y más coleando
Que hacemos más espamento y espanto
¡Más elegía!
los machos que las mujeres
cuando nos vamos
de cirugía.
Sergio W
para este duelo
De este lado está el vaquero
esperando siete tiros
y del otro está el mecano
costurero.
Siete balazos serán
siete balazos
como un siete de diamantes
en la tripa
Ni los oiré zumbar
siete balazos
pero siete entrarán
en mi barriga
Y allí mismo tumbado
y desangrando
sin conciencia
y resignado
Quizá escuche las voces de los blancos
a mi costado
Más de tres horas,
casi por muerto dado,
todo enterito luego
y ya cerrado
espero un despertar pronto,
iluminado,
menos vaquero, más vivito y más coleando
Que hacemos más espamento y espanto
¡Más elegía!
los machos que las mujeres
cuando nos vamos
de cirugía.
Sergio W
¿Y ahora qué?
Qué lindo cuando el mundo
estaba recién pintado...
Pero ahora, las tormentas
ya no resultan tan breves
Y los duelos ya se atreven
Y ya duelen, demasiado...
Habrá que empuñar la brocha
y pintar de nuevo todo
Y estrenar de nuevo el alma
y habrá que sonar las palmas
y recortar crucigramas
atropellar las semanas
borrar mucho con el codo
Sobornar a las floristas
en la estación de las dudas
recursar tu lencería
redoctorarme beodo
perfumarme cada día
y hacer olas por incordio.
Enseñarle a los sentidos
volver a sentir sin miedo
amagar que no me quedo
cuando sólo me despido
Y si mejor no te escribo
cuando no estoy
será porque estoy más vivo
cuando me voy
Y ahora...
cuando de nuevo ya nada
sea urgente
cuando todo sea presente
cuando todo me lo das
Y ahora...
cuando ya todos los cuentos
parecen el cuento
de siempre acabar
Será cuestión de besarnos
ni muy despacio
ni de pensión
Habrá que aprender los bailes
ni de palacios
ni de salón
para que nunca el espacio
falte en la cama
corazón.
Sergio W
estaba recién pintado...
Pero ahora, las tormentas
ya no resultan tan breves
Y los duelos ya se atreven
Y ya duelen, demasiado...
Habrá que empuñar la brocha
y pintar de nuevo todo
Y estrenar de nuevo el alma
y habrá que sonar las palmas
y recortar crucigramas
atropellar las semanas
borrar mucho con el codo
Sobornar a las floristas
en la estación de las dudas
recursar tu lencería
redoctorarme beodo
perfumarme cada día
y hacer olas por incordio.
Enseñarle a los sentidos
volver a sentir sin miedo
amagar que no me quedo
cuando sólo me despido
Y si mejor no te escribo
cuando no estoy
será porque estoy más vivo
cuando me voy
Y ahora...
cuando de nuevo ya nada
sea urgente
cuando todo sea presente
cuando todo me lo das
Y ahora...
cuando ya todos los cuentos
parecen el cuento
de siempre acabar
Será cuestión de besarnos
ni muy despacio
ni de pensión
Habrá que aprender los bailes
ni de palacios
ni de salón
para que nunca el espacio
falte en la cama
corazón.
Sergio W
En Copacabana
Todo el mundo sabe que las playas de Copacabana, y Río de Janeiro en general, nunca han sido un
lugar muy seguro. Aunque según mis referencias era mucho más inseguro en décadas pasadas.
Me ha sucedido un incidente que quisiera contar, un poco como catarsis, un poco como información para otros turistas.
En esta época de invierno aquí oscurece temprano, precisamente a las seis de la tarde.
Ayer un vendedor con el que entablé una conversación en la playa mientras me preparaba unos tragos me advirtió que no me quedara en la playa cuando obscurecía y había poca gente porque venian ladrones a atracar y robar amenazando con "facas". Tomé nota mental y, aunque no terminé haciéndole caso, creo que me sirvió lo que me dijo, porque algo quedó en alerta en mi cerebro.
Hoy, hace hora y algo, terminó sucediéndome un incidente como el que me habían advertido.
La playa, el agua, la temperatura, la leve brisa, ¡todo! estaba demasiado perfecto como para seguir disfrutando tirado en la arena con algunas caipirinhas encima (no en exceso, las necesarias, ¡que conste! ;-) ) meditando entre quedarme un minuto más o hacer fuerza para levantar de la arena todos los gramos de mi humanidad e irme.
Estaba yo debatiéndome un poco entre sueños y ensoñaciones semi-alcohólicas si levantarme o no cuando un garoto, que no era de chocolate ni de Ipanema, se me pone en cuclillas al lado mío.
Algo me pareció raro, balbuceó algo que no entendí ni hice el esfuerzo de entender y, mientras le daba cuerda a las sinapsis de mis neuronas para entender lo que estaba pasando, miré mi reloj y creo que le dije "Vinchi pra as sechi".
Él, medio desorientado, sin saber si me estaba haciendo el tonto o si era demasiado vivo (confieso que no sé aún cuál es el caso, creo que una mezcla de ambos), mira para abajo y me muestra, horizontal entre sus dos manos, una faca como de treinta centímetros, cuchilla como la que usan los carniceros, con un mango de plástico blanco.
Me terminó de caer la ficha (acá es donde creo que me aceleró el pensamiento la advertencia que me había hecho el vendedor la noche anterior) y, no sé cómo hice, pero estando sentado sobre mi lona en la arena pegué un salto instantáneo como un resorte mientras levantaba con mi mano izquierda el bolso y con la derecha la lona. Todo debió ser muy rápido pero pasó por mi mente como en cámara lenta, creo que por efectos del alcohol. Incluso cuando estaba arriba miré hacia abajo y a los lados para ver si me olvidaba algo, mientras el caco me miraba atónito, abajo, con la cuchilla entre sus manos.
Aquí viene algo que, ahora pensando, creo que tiene que ver con algo que me sucedió en el pasado. Hace muchos años me enfrenté en un pasillo con una rata enorme que, al parecer, estaba preniada. Me le acerqué con un escobillón y mientras lo hacía, viéndose sin salida, la rata se paró sobre sus dos patas traseras enfrentándome. No voy a explicar aquí cómo quedó la rata, de todos modos, porque no viene al caso, es muy asqueroso y mucha gente que me conoce ya sabe sobre esa anécdota. El hecho es que luego de investigar me enteré que los animales, aún en desventaja y ante un peligro inminente, tienen el instinto de levantarse todo lo que pueden para parecer más grandes ante su enemigo. Incluso abren sus alas o levantan sus patas o lo que sea para parecer más amenazadores.
Cuento esto antes de contar el desenlace porque creo que instintivamente me pasó algo similar.
Resulta que cuando me levanto, aún a cincuenta centímetros del agresor, yo con mis dos brazos levantados, la mano izquierda sosteniendo el bolso, la derecha, la lona, hago un paso largo instintivo hacia atrás para alejarme del filo de su arma blanca. En ese instante quedamos, yo como un gran animal erguido, él pequeño en la arena pero con una faca que podría haberme atravesado fácilmente de lado a lado.
Todo esto sucedió en un segundo o dos. Yo, a la vez que lo miro y él se empieza a levantar, le grito: "¡Eaa! ¡Eaaaaa! ¡Foraaaa! ¡Foraaaa! ¡Eaaaaaa! ¡Foraaaaa!", mientras trato de alejarme hacia atrás para no quedar al alcance de su cuchilla.
Todo fue instintivo pero mientras gritaba así con los brazos en alto recuerdo que intentaba llamar la atención de otra gente que pudiera estar más lejos en la playa.
La cuestión es que la rara maniobra surtió su efecto porque el hombre empezó a retroceder hacíendome gestos como que todo estaba bien, que se retiraba.
Caminé unos cien metros hacia las luces de la Avenida Atlántica y mientras me alejaba me preocupé por otra gente que había detrás dispersa en la playa, pensé con potencial alivio que quizá me hubieran escuchado y se pondrían a salvo.
Con algo de asombro aún, mezcla con bronca, pero sorprendentemente tranquilo me senté en uno de los puestos de la avenida donde el tiempo parecía transcurrir por un andarivel más sosegado y despreocupado de lo que diaria y evidentemente pasa a sólo cien metros de allí.
Sergio W
lugar muy seguro. Aunque según mis referencias era mucho más inseguro en décadas pasadas.
Me ha sucedido un incidente que quisiera contar, un poco como catarsis, un poco como información para otros turistas.
En esta época de invierno aquí oscurece temprano, precisamente a las seis de la tarde.
Ayer un vendedor con el que entablé una conversación en la playa mientras me preparaba unos tragos me advirtió que no me quedara en la playa cuando obscurecía y había poca gente porque venian ladrones a atracar y robar amenazando con "facas". Tomé nota mental y, aunque no terminé haciéndole caso, creo que me sirvió lo que me dijo, porque algo quedó en alerta en mi cerebro.
Hoy, hace hora y algo, terminó sucediéndome un incidente como el que me habían advertido.
La playa, el agua, la temperatura, la leve brisa, ¡todo! estaba demasiado perfecto como para seguir disfrutando tirado en la arena con algunas caipirinhas encima (no en exceso, las necesarias, ¡que conste! ;-) ) meditando entre quedarme un minuto más o hacer fuerza para levantar de la arena todos los gramos de mi humanidad e irme.
Estaba yo debatiéndome un poco entre sueños y ensoñaciones semi-alcohólicas si levantarme o no cuando un garoto, que no era de chocolate ni de Ipanema, se me pone en cuclillas al lado mío.
Algo me pareció raro, balbuceó algo que no entendí ni hice el esfuerzo de entender y, mientras le daba cuerda a las sinapsis de mis neuronas para entender lo que estaba pasando, miré mi reloj y creo que le dije "Vinchi pra as sechi".
Él, medio desorientado, sin saber si me estaba haciendo el tonto o si era demasiado vivo (confieso que no sé aún cuál es el caso, creo que una mezcla de ambos), mira para abajo y me muestra, horizontal entre sus dos manos, una faca como de treinta centímetros, cuchilla como la que usan los carniceros, con un mango de plástico blanco.
Me terminó de caer la ficha (acá es donde creo que me aceleró el pensamiento la advertencia que me había hecho el vendedor la noche anterior) y, no sé cómo hice, pero estando sentado sobre mi lona en la arena pegué un salto instantáneo como un resorte mientras levantaba con mi mano izquierda el bolso y con la derecha la lona. Todo debió ser muy rápido pero pasó por mi mente como en cámara lenta, creo que por efectos del alcohol. Incluso cuando estaba arriba miré hacia abajo y a los lados para ver si me olvidaba algo, mientras el caco me miraba atónito, abajo, con la cuchilla entre sus manos.
Aquí viene algo que, ahora pensando, creo que tiene que ver con algo que me sucedió en el pasado. Hace muchos años me enfrenté en un pasillo con una rata enorme que, al parecer, estaba preniada. Me le acerqué con un escobillón y mientras lo hacía, viéndose sin salida, la rata se paró sobre sus dos patas traseras enfrentándome. No voy a explicar aquí cómo quedó la rata, de todos modos, porque no viene al caso, es muy asqueroso y mucha gente que me conoce ya sabe sobre esa anécdota. El hecho es que luego de investigar me enteré que los animales, aún en desventaja y ante un peligro inminente, tienen el instinto de levantarse todo lo que pueden para parecer más grandes ante su enemigo. Incluso abren sus alas o levantan sus patas o lo que sea para parecer más amenazadores.
Cuento esto antes de contar el desenlace porque creo que instintivamente me pasó algo similar.
Resulta que cuando me levanto, aún a cincuenta centímetros del agresor, yo con mis dos brazos levantados, la mano izquierda sosteniendo el bolso, la derecha, la lona, hago un paso largo instintivo hacia atrás para alejarme del filo de su arma blanca. En ese instante quedamos, yo como un gran animal erguido, él pequeño en la arena pero con una faca que podría haberme atravesado fácilmente de lado a lado.
Todo esto sucedió en un segundo o dos. Yo, a la vez que lo miro y él se empieza a levantar, le grito: "¡Eaa! ¡Eaaaaa! ¡Foraaaa! ¡Foraaaa! ¡Eaaaaaa! ¡Foraaaaa!", mientras trato de alejarme hacia atrás para no quedar al alcance de su cuchilla.
Todo fue instintivo pero mientras gritaba así con los brazos en alto recuerdo que intentaba llamar la atención de otra gente que pudiera estar más lejos en la playa.
La cuestión es que la rara maniobra surtió su efecto porque el hombre empezó a retroceder hacíendome gestos como que todo estaba bien, que se retiraba.
Caminé unos cien metros hacia las luces de la Avenida Atlántica y mientras me alejaba me preocupé por otra gente que había detrás dispersa en la playa, pensé con potencial alivio que quizá me hubieran escuchado y se pondrían a salvo.
Con algo de asombro aún, mezcla con bronca, pero sorprendentemente tranquilo me senté en uno de los puestos de la avenida donde el tiempo parecía transcurrir por un andarivel más sosegado y despreocupado de lo que diaria y evidentemente pasa a sólo cien metros de allí.
Sergio W
Nuestros Mundos
El mundo es maravilloso y terrible a la vez. Siempre lo ha sido. Vivir se asemeja mucho a una lucha constante, con algunos momentos felices y disfrutables, y una catarata de problemas y realidades que nos golpean más de lo que nos gustaría.
Debemos aprovechar al máximo las enseñanzas que a cada paso recogemos, aprender a vivir más simples y a crear y multiplicar los momentos felices.
Así y todo, las personas necesitamos nuestro cable a tierra, necesitamos sobre todo crear mundos interiores. Necesitamos entender que el mundo allí afuera no es ni por lejos todo lo que existe.
Somos mundos en sí mismos, mundos que podemos enriquecer y vivir plenamente. Y creamos pequeños mundos también dentro de nuestro mundo interior.
Estos mundos pueden abrirse ante nosotros volando a través de las letras de un libro, escribiendo o quizá dejando fluir nuestras emociones por medio de la pintura o la música.
No sólo el arte abre mundos dentro nuestro, también pueden hacerlo las actividades recreativas, la ayuda solidaria, la reuniones con amigos. Algunas son en solitario, otras relacionándonos con otras personas.
Con el mundo de allá afuera debemos fluir y aceptarlo con sus cosas buenas y también con las malas e incluso las terribles.
En cambio a los mundos nuestros, los que creamos, podemos elegirlos. Y pueden ser tan maravillosos como el mejor de los cuentos más felices y a la vez ser totalmente reales.
Quizá lo que nos diferencie, en verdad, de los animales y nos haga verdaderamente libres sea justamente nuestra capacidad de crear nosotros mismos nuestros propios mundos.
¡Hagámoslo!
Sergio W
Debemos aprovechar al máximo las enseñanzas que a cada paso recogemos, aprender a vivir más simples y a crear y multiplicar los momentos felices.
Así y todo, las personas necesitamos nuestro cable a tierra, necesitamos sobre todo crear mundos interiores. Necesitamos entender que el mundo allí afuera no es ni por lejos todo lo que existe.
Somos mundos en sí mismos, mundos que podemos enriquecer y vivir plenamente. Y creamos pequeños mundos también dentro de nuestro mundo interior.
Estos mundos pueden abrirse ante nosotros volando a través de las letras de un libro, escribiendo o quizá dejando fluir nuestras emociones por medio de la pintura o la música.
No sólo el arte abre mundos dentro nuestro, también pueden hacerlo las actividades recreativas, la ayuda solidaria, la reuniones con amigos. Algunas son en solitario, otras relacionándonos con otras personas.
Con el mundo de allá afuera debemos fluir y aceptarlo con sus cosas buenas y también con las malas e incluso las terribles.
En cambio a los mundos nuestros, los que creamos, podemos elegirlos. Y pueden ser tan maravillosos como el mejor de los cuentos más felices y a la vez ser totalmente reales.
Quizá lo que nos diferencie, en verdad, de los animales y nos haga verdaderamente libres sea justamente nuestra capacidad de crear nosotros mismos nuestros propios mundos.
¡Hagámoslo!
Sergio W
Efímero amor
Adolorida ya por tu pasado
huiste a mí silente y escaldada
de sueños, y encontrarte enamorada
de mí, tus verdes ojos han rogado
Cobijo me has pedido y esperanza
para tu alma, que estaba ansiosa y triste
lo sé porque tú fuiste que dijiste
que el pasado doliente no te alcanza
Y en mi pecho dormiste temblorosa
abrazaste mi cuerpo con ternura
y empecé yo a quererte con locura
como quieren los tallos a sus rosas
Y esa noche al amor nos entregamos
furiosos hasta entrar la madrugada
tu piel junto a mi piel quedó sellada
eterno fue el amor que nos juramos
Más que eterno fue efímero ese amor
tú tanto me quisiste poseer
que amor se conjugaba con dolor
y dolor se conjuga con perder
Al final yo no sé si me quisiste
pero sé que te quise en realidad
por querer poseerme me perdiste
¡Que otro nombre de Amor es Libertad!
Sergio W
huiste a mí silente y escaldada
de sueños, y encontrarte enamorada
de mí, tus verdes ojos han rogado
Cobijo me has pedido y esperanza
para tu alma, que estaba ansiosa y triste
lo sé porque tú fuiste que dijiste
que el pasado doliente no te alcanza
Y en mi pecho dormiste temblorosa
abrazaste mi cuerpo con ternura
y empecé yo a quererte con locura
como quieren los tallos a sus rosas
Y esa noche al amor nos entregamos
furiosos hasta entrar la madrugada
tu piel junto a mi piel quedó sellada
eterno fue el amor que nos juramos
Más que eterno fue efímero ese amor
tú tanto me quisiste poseer
que amor se conjugaba con dolor
y dolor se conjuga con perder
Al final yo no sé si me quisiste
pero sé que te quise en realidad
por querer poseerme me perdiste
¡Que otro nombre de Amor es Libertad!
Sergio W
Ojos
Los ojos son el órgano sexual más movilizante y activo.
Puedes hacer el amor con los ojos en un instante, puedes atravesar un cuerpo, directo al alma.
Puedes enamorar perdidamente, tus ojos pueden disparar directo a otros ojos y dejar tu esencia marcada para siempre.
Es hermoso, pero también puede ser peligroso portar ojos. Hay ojos que miran con maldad, con envidia, que corrompen, que lastiman, que envenenan. Hay ojos que perforan cuando miran. Hay ojos que hablan cuando callan.
Y hay ojos que no miran y traicionan.
Casi todos traemos ojos, pero OJOS es distinto...
Los ojos de niño, por ejemplo, son como ríos cristalinos que buscan cauces nuevos todo el tiempo y que refrescan a su paso.
Los ojos del amor navegan siempre adentro de un universo en otros ojos sin importarles (o quizá sin conocer) su casi ineludible destino fatal.
Los ojos son ventanas que una vez se abren y otra se cerrarán. Que nos nacen y nos mueren. Y en el medio, vivimos.
Todos los ojos lloran. Algunos, los que tienen unos vidriecitos impermeables teñidos de orgullo, esos lloran para adentro. La gente de esos ojos camina como chapoteando y pateando humedad que les sale por los pies a cada paso. Se acostumbran a vivir con esa humedad por no ser capaces o corajudos para llorar.
No se confundan: los ciegos también miran. Para mirar no es necesario ver. El mirar construye un mundo. Los ciegos lo construyen para adentro, miran dentro de ellos y dentro de nosotros.
Una vez un ciego me dijo alborozado: "¡Mira ese cielo! ¡Amo la libertad que me da el cielo!".
"Tú no puedes verlo", le dije, "¿cómo podrías?, yo sí lo veo".
"Sólo estás viendo, apenas, lo que está ahí", me dijo. "Cuando yo miro, todo puede ser".
Siempre supe que las almas se escabullen por los ojos. Al nacer y al morir es obvio, pero hubo veces que al hacer el amor nuestras almas bailaban saltando entre nuestras pupilas. De una a la otra. Como locas. Como una.
Hay un momento cuando la vida entera pasa ante nuestros ojos.
Y es ahora.
Sergio W
Puedes hacer el amor con los ojos en un instante, puedes atravesar un cuerpo, directo al alma.
Puedes enamorar perdidamente, tus ojos pueden disparar directo a otros ojos y dejar tu esencia marcada para siempre.
Es hermoso, pero también puede ser peligroso portar ojos. Hay ojos que miran con maldad, con envidia, que corrompen, que lastiman, que envenenan. Hay ojos que perforan cuando miran. Hay ojos que hablan cuando callan.
Y hay ojos que no miran y traicionan.
Casi todos traemos ojos, pero OJOS es distinto...
Los ojos de niño, por ejemplo, son como ríos cristalinos que buscan cauces nuevos todo el tiempo y que refrescan a su paso.
Los ojos del amor navegan siempre adentro de un universo en otros ojos sin importarles (o quizá sin conocer) su casi ineludible destino fatal.
Los ojos son ventanas que una vez se abren y otra se cerrarán. Que nos nacen y nos mueren. Y en el medio, vivimos.
Todos los ojos lloran. Algunos, los que tienen unos vidriecitos impermeables teñidos de orgullo, esos lloran para adentro. La gente de esos ojos camina como chapoteando y pateando humedad que les sale por los pies a cada paso. Se acostumbran a vivir con esa humedad por no ser capaces o corajudos para llorar.
No se confundan: los ciegos también miran. Para mirar no es necesario ver. El mirar construye un mundo. Los ciegos lo construyen para adentro, miran dentro de ellos y dentro de nosotros.
Una vez un ciego me dijo alborozado: "¡Mira ese cielo! ¡Amo la libertad que me da el cielo!".
"Tú no puedes verlo", le dije, "¿cómo podrías?, yo sí lo veo".
"Sólo estás viendo, apenas, lo que está ahí", me dijo. "Cuando yo miro, todo puede ser".
Siempre supe que las almas se escabullen por los ojos. Al nacer y al morir es obvio, pero hubo veces que al hacer el amor nuestras almas bailaban saltando entre nuestras pupilas. De una a la otra. Como locas. Como una.
Hay un momento cuando la vida entera pasa ante nuestros ojos.
Y es ahora.
Sergio W
El recuerdo
El recuerdo verdadero siempre es triste, si parece alegre no es recuerdo o pronto será olvido. Rememorar momentos felices es una forma de sadomasoquismo autoinflingido por la irreversibilidad del látigo del tiempo.
¡Momentos felices eran los futuros de antes!
¡Qué feliz era cuando creía ser feliz!
En estos tiempos es mucho más osado y difícil ser feliz en el filo del presente fugaz, pero ¡tan necesario!
Del futuro no voy a hablar.
Para qué si nunca llega...
Sergio W
¡Momentos felices eran los futuros de antes!
¡Qué feliz era cuando creía ser feliz!
En estos tiempos es mucho más osado y difícil ser feliz en el filo del presente fugaz, pero ¡tan necesario!
Del futuro no voy a hablar.
Para qué si nunca llega...
Sergio W
Meteorología de un día entre los dos
Alguien dijo que hoy es un día gris. Me acerco a la ventana de tus ojos: Están locos. En fin, cada uno en su locura, yo en la mía. A propósito, ¿regaste tu sonrisa en la mañana? Seguro que a la tarde está fresquito, me llevo la chaqueta de tu piel abotonada.
¡Salió el Sol de tu sonrisa al mediodía y los colores de tu cara! Hago un alto en un puestito en la parada. Necesito alimentarme, un sanguchito, un pensamiento de vos, y ¡ala!
Ha empezado a llover a media tarde, ya no me llores, que estoy de a pie y ando sin paraguas.
Ya te extraño. Por suerte ya regreso. Hay aire fresco de tu aliento que me alienta a apresurarme. ¡Al fin los dos en casa! Qué apacible el calor de tu fuego, y luego... qué bonita la tormenta que en el lecho se desata...
Sergio W
Sergio W
Mis personas
A veces te hace vivir un amor, otras, una mañana fresca, y otras, te eleva al techo del mundo para que sientas que lo abarcas todo.
A mí me mostró que nunca soy el mismo, que soy un remolino surcando la arena del tiempo, que jamás soy el mismo que fui o que seré. Y me trajo seres queridos, momentos felices, y esas edades que uno piensa que nunca podrá volver a tener, esos momento que uno cree se fueron para siempre tras los años. Los arrojó violentamente por el tiempo mostrándome el futuro, trayendo el futuro al presente y al pasado, mostrándome la película slow-motion de las personas que fui, que soy y seré. La música me mostró todas las personas que soy y que puedo ser, o quizás ellas quisieron mostrarme la música sublime a través de la cual danzan mis personas, bailando entre los mundos que voy eligiendo vivir.
Al final, la VIDA es simple. Sólo hay que saber bailar.
Sergio W
Conexión de sal
Hay una piedra de sal
que desde el fondo de un río
quiere secar cada gota
y convertirla en rocío
Para otra piedra de sal
que en el lecho de otro río
se pregunta si al final,
si a la postre la han querido
Pero esos amores rotos
los que la vida ha vencido
podrán haber sido truncos
mas no teñirá el ovido
La sal fuera la riqueza
del tesoro que han tenido
queda impregnada la sal
mas se dividen los ríos
Llora piedra de alegría
por aquel amor perdido
llora que él también te llora
con llanto del que ha querido
Sergio W
Deshojando dudas
Qué fugaces se me hacen los tequiero
que tus labios ligeros pronunciaban
hasta el gélido instante en que anunciaban
que el orgullo al final salió primero
Y hoy que vuelvo a mi oficio de viajero
por huellas que mis pies antes pisaban
les pregunto a tus labios que "me amaban"
si alguna vez tu amor me fue sincero
Lo único que importa es lo vivido
los sueños que viviendo hemos soñado
los ardores de piel que hemos sentido
Que si es por pensar en el pasado
más que sufrir por lo que se ha perdido
he de gozar lo mucho que te he amado.
Sergio W
El niño que te salva
La Primavera puede ser una flor, un arcoiris, la tibieza, la alegría, las minifaldas, el mes de abril, los picnics, los botones de blusas desprendidos, los piropos, las miradas, los besos, las tanguitas de serpientes, los sofocos, la impaciencia, la efervecencia, la (in)decencia, los polvitos (¿los primeros?), las poesías como cántaros, los solcitos que calientan, las pieles que se calientan y calientan, los lances, los lanceros, los avances, las coartadas, las mariposas, ellas, en la panza, los tequieros, los no, las margaritas, las hojas, los deshojes, los reojos, los dibujos, las cartitas, la saliva, los telos, las sonrisas, las palabras.
Pero, sobre todo, la Primavera es el niño dentro tuyo que cada año te salva.
Sergio W
Pero, sobre todo, la Primavera es el niño dentro tuyo que cada año te salva.
Sergio W
20 de Septiembre
Entre tantas noticias espantosas
tanta falacia ungida en verdadera
no dañan ya en la víspera las cosas,
que hiriendo aún las espinas de las rosas
¡Mañana se decreta: Primavera!
Sergio W
Roxo despertar de Segismundo
"...Yo sueño que estoy aquí / destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado / más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son."
(soliloquio de Segismundo, Pedro Calderón de la Barca)
A medida que escarbaba el insomnio la noche se le hacía más clara. La telaraña siempre iba a la postre cediendo pero siempre había más y más, fluyendo en una danza desgastante y eterna.
Las arañas eran voraces pero siempre habían sido devoradas. Segismundo en ocasiones había sido una de ellas. No estaba claro.
El mar podía divisarse no muy lejos, como siempre, pero esta vez el olor a sal se impregnaba como pequeños caracoles en el interior de sus narices. Pequeñísimos y numerosísimos gasterópodos como hordas de tropas beligerantes y decididas a arrasar las ciudades negras.
De áspero a liso. De pavimento a playa húmeda. De algodón a seda. De smog a pinar. Imposible asir las cosas de tan lisas. El tacto le era como un cosquilleo de electrones, a lo sumo.
Una frutilla que sorprendentemente no era negra como todas las frutillas que se conocen, era de un color extraño. Un color más allá del blanco, el negro y el amarillo que todos conocemos. ¡No! Era un cuarto color. Como si de alguna onírica forma tal color pudiera existir.
Segismundo le llamó roxo. Roxo, dijo, es el color de las nuevas frutillas. Quizá en homenaje a su madre, a quien nunca había conocido. Su nombre era Roxaia. Él lo supo.
Pensó que ella debió tener el color roxo en sus labios, pero le pareció una locura. Ese pensamiento le hizo sonreir. Por primera vez.
Era extraño que un pensamiento del pasado se le presentara. Generalmente abundaban los pensamientos y recuerdos del futuro, no los que ya tenían que haber ocurrido, los del pasado.
La frutilla brillaba en medio de esa hermosa negrura. Especimen único representante acaso del universo de los roxos, fulgurante enigma que se acercaba más a la locura que a la racionalidad, flotando en el espeso sopor del aire que se desgajaba.
De sabor dulcísimo que se adivinaba. Al fin la probó.
Y además de dulcísima era alucinógena, pero no en un sentido de ensoñar, ni de soñar, ni de drogarse; sino en el de despertar.
Esa especie de sueño raro que uno siente en el segundo en que despierta. Cuando despertábamos de niños en la casa de los primos y no entendíamos dónde estábamos.
ROXO. Todo era roxo. Algo que entendió como arriba. Abajo. A un lado, al otro.
No todo era afuera, también había adentro.
Segismundo se sorprendió por comprender todo instantáneamente. Ya no sólo sentía sus nueve sentidos. Ahora se percataba de tener muchos más. Como si su número fuera en constante crecimiento y no pudiera contarlos.
Nunca jamás Segismundo había estado en un sitio donde no hubiera telarañas, por eso descreyó de su cordura al principio.
De pronto desde "arriba" comenzaron a brotar colores nuevos. Eran infinitos o quizá doce o trece, ¡quién sabe!
Y luego más y más... Evidentemente, algo fuera de toda razón segismundiana, un mundo más allá de todo segis-mundo.
Pero era hermoso. Y gozoso. En extremo.
Segismundo comenzó a flotar y a expandirse. Sí, como un globo. Todos los colores de los que estaba hecho ese mundo iban incorporándosele. Fue maravilloso.
Lo último que se supo fue que había una niña mirándole debajo, a lo lejos, ya en el último instante de todo. Segismundo lloró.
- ¿Y qué pasó luego, papá?
- Nada hija. Ya nada pudo pasar.
Ya no llores hija.
Sergio W
y soñé que en otro estado / más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son."
(soliloquio de Segismundo, Pedro Calderón de la Barca)
A medida que escarbaba el insomnio la noche se le hacía más clara. La telaraña siempre iba a la postre cediendo pero siempre había más y más, fluyendo en una danza desgastante y eterna.
Las arañas eran voraces pero siempre habían sido devoradas. Segismundo en ocasiones había sido una de ellas. No estaba claro.
El mar podía divisarse no muy lejos, como siempre, pero esta vez el olor a sal se impregnaba como pequeños caracoles en el interior de sus narices. Pequeñísimos y numerosísimos gasterópodos como hordas de tropas beligerantes y decididas a arrasar las ciudades negras.
De áspero a liso. De pavimento a playa húmeda. De algodón a seda. De smog a pinar. Imposible asir las cosas de tan lisas. El tacto le era como un cosquilleo de electrones, a lo sumo.
Una frutilla que sorprendentemente no era negra como todas las frutillas que se conocen, era de un color extraño. Un color más allá del blanco, el negro y el amarillo que todos conocemos. ¡No! Era un cuarto color. Como si de alguna onírica forma tal color pudiera existir.
Segismundo le llamó roxo. Roxo, dijo, es el color de las nuevas frutillas. Quizá en homenaje a su madre, a quien nunca había conocido. Su nombre era Roxaia. Él lo supo.
Pensó que ella debió tener el color roxo en sus labios, pero le pareció una locura. Ese pensamiento le hizo sonreir. Por primera vez.
Era extraño que un pensamiento del pasado se le presentara. Generalmente abundaban los pensamientos y recuerdos del futuro, no los que ya tenían que haber ocurrido, los del pasado.
La frutilla brillaba en medio de esa hermosa negrura. Especimen único representante acaso del universo de los roxos, fulgurante enigma que se acercaba más a la locura que a la racionalidad, flotando en el espeso sopor del aire que se desgajaba.
De sabor dulcísimo que se adivinaba. Al fin la probó.
Y además de dulcísima era alucinógena, pero no en un sentido de ensoñar, ni de soñar, ni de drogarse; sino en el de despertar.
Esa especie de sueño raro que uno siente en el segundo en que despierta. Cuando despertábamos de niños en la casa de los primos y no entendíamos dónde estábamos.
ROXO. Todo era roxo. Algo que entendió como arriba. Abajo. A un lado, al otro.
No todo era afuera, también había adentro.
Segismundo se sorprendió por comprender todo instantáneamente. Ya no sólo sentía sus nueve sentidos. Ahora se percataba de tener muchos más. Como si su número fuera en constante crecimiento y no pudiera contarlos.
Nunca jamás Segismundo había estado en un sitio donde no hubiera telarañas, por eso descreyó de su cordura al principio.
De pronto desde "arriba" comenzaron a brotar colores nuevos. Eran infinitos o quizá doce o trece, ¡quién sabe!
Y luego más y más... Evidentemente, algo fuera de toda razón segismundiana, un mundo más allá de todo segis-mundo.
Pero era hermoso. Y gozoso. En extremo.
Segismundo comenzó a flotar y a expandirse. Sí, como un globo. Todos los colores de los que estaba hecho ese mundo iban incorporándosele. Fue maravilloso.
Lo último que se supo fue que había una niña mirándole debajo, a lo lejos, ya en el último instante de todo. Segismundo lloró.
- ¿Y qué pasó luego, papá?
- Nada hija. Ya nada pudo pasar.
Ya no llores hija.
Sergio W
Como un explorador
Me niego, me persigo, me encuentro. Del valor surge un mundo entre llamas.
Reinvento, lloro, pataleo, abrazo y siento.
Lloro los templos construidos por mis yoes viejos, refulgentes un día y minados,
promesas de un futuro equivocado que no me deja salir pero me deja continuar.
¿Dónde está el monolito encerado, perfecto y noble que asomaba de la tierra?
Ese que un día pareció torcer la órbita de la luna.
Incrustada sobre mi pecho cada marioneta viste ropas extrañas. Las aprieto con un amor que las destruye en el intento de que no se vuelvan polvo.
Y me pliego cansado al destino fatuo y vencedor, humillante rostro torturador de egos, y navego en sus aguas del olvido arrancándole las nostalgias que son mías.
Con la esperanza de conservar la esperanza de que no haya sido.
Con resabio de dolor de pasado y con espumas de rabia feroz en la boca del futuro.
Consumiendo mis últimas cenizas en el fuego eternamente terco y repetido que no se cansa de volver a matarme.
Nutriéndome de angustias e impotencias prolijamente guardadas en el casillero del corazón donde nunca cesan las lluvias saladas, para explotar nuevamente en mil bigbanes, crear mi nuevo mundo con el germen del pasado que no fue para que engendre el que será.
Y lo desafío, como un gladiador insolente y nuevo.
Y lo recorro, como un explorador.
Sergio W
Reinvento, lloro, pataleo, abrazo y siento.
Lloro los templos construidos por mis yoes viejos, refulgentes un día y minados,
promesas de un futuro equivocado que no me deja salir pero me deja continuar.
¿Dónde está el monolito encerado, perfecto y noble que asomaba de la tierra?
Ese que un día pareció torcer la órbita de la luna.
Incrustada sobre mi pecho cada marioneta viste ropas extrañas. Las aprieto con un amor que las destruye en el intento de que no se vuelvan polvo.
Y me pliego cansado al destino fatuo y vencedor, humillante rostro torturador de egos, y navego en sus aguas del olvido arrancándole las nostalgias que son mías.
Con la esperanza de conservar la esperanza de que no haya sido.
Con resabio de dolor de pasado y con espumas de rabia feroz en la boca del futuro.
Consumiendo mis últimas cenizas en el fuego eternamente terco y repetido que no se cansa de volver a matarme.
Nutriéndome de angustias e impotencias prolijamente guardadas en el casillero del corazón donde nunca cesan las lluvias saladas, para explotar nuevamente en mil bigbanes, crear mi nuevo mundo con el germen del pasado que no fue para que engendre el que será.
Y lo desafío, como un gladiador insolente y nuevo.
Y lo recorro, como un explorador.
Sergio W
Pequeña e interesante historia de un creyente sobre por qué conviene ser creyente
San Sergei |
¡Patrañas! los ateos me dan asco, ¡son todos mala gente y delincuentes! gente de baja calaña, herejes.
¿Cómo un ateo es tan ciego de no ver lo obvio?, que todo está hecho por un señor que se llama Dios, que todo lo puede, que todo lo sabe y que está en todas partes al mismo tiempo.
Que es infinitamente bueno y que por eso debe propiciar sangrientas matanzas y abominalidades en el mundo, para que el pacífico bien venza, aplaste y fulmine al malvado mal (al final, muy al final de la historia)
Resulta más que obvio que existe un paraíso (sito arriba) y un infierno (sito bien abajo) con fuego, para que allí se pudran quemándose todos los impíos que osaron en no creer en el bondadoso Dios, todos los bebes que nunca fueron bautizados por sus padres, y lo animales... bueno, los animales no porque son cosas, no tienen alma. Cuando se mueren simplemente ya no están más (como maquinitas).
Todos los santos, los ángeles celestiales ¡siempre luchando a favor del bien! con la difícil tarea de que nunca se note que hacen el bien. Un libro de los libros escrito por las manos de los hombres pero movido por los dedos celestiales. ¡Oohhh! ¡Bendita bondad santa! Hay que destruir y fulminar a todos los malos, a toda la maldad, con la enorme hacha sangrienta de la bondad... ¡Si hasta suena dulcísimo!
Pasiones de Fénix
a Cristina Beatriz
Se esparce la arena del tiempo en sus yemas purgando el presente,
Se tiñen de añiles sus venas del alma creyéndole ausente,
Amarra el pasado en los sueños gastados
el pájaro herido, callado y dolido
que anida en el sol de su pecho.
La loba que urdía al acecho un ataque de luna
sueña echada en el mar de su cama batallas vencidas
corazas heridas, corazones abiertos con dagas de lunas de plata
Añora vientos en el alma que izaban un día sus velas,
flechazos y flechas certeras que hincaba Cupido
en el mar de sus venas.
Sus cinco luceros ardientes hoy trazan su cielo
regando con lluvias de llanto de madre
los campos de dicha y consuelo.
Tesoro brillante, orgullo en la frente,
frente en los labios de madre que ama y que siente.
Y en medio de tanto pasado añorado,
de tanto retoño presente:
De pronto emerge de su vientre
pertinaz remolino de sueños y amores y fuegos ardientes
despierta la loba que un día acechaba un ataque de luna
Encrespa el albor de las olas del mar del amor,
de la piel erizada de verlo,
de las calas mojadas que esperan sedientas
el barco que atraque en su muelle
Y el barco que atraca,
y su centro que estalla y se muere
que estalla y se muere.
Volcán de deseos que son lava ardiente,
pasión que renace del tiempo
cenizas que extintas creyera
mas eran...
pasiones de Fénix.
Sergio W
Puntos de vista
- Conejo: Alicia, llegas diez minutos tarde, como siempre.
- Alicia: No es que yo llegue tarde, es que todos los relojes están adelantados.
- Conejo: de cualquier modo llegas tarde, debes llegar a horario.
- Alicia: Pues todos deberían atrasar sus relojes y así notarían que yo siempre soy puntual.
- Conejo: ¿por qué no sales tú diez minutos más temprano?
- Alicia: Siempre lo hago y, afortunadamente, me distraigo con las flores del camino. De lo contrario siempre estaría llegando diez minutos antes del horario prometido, y eso sería muy descortés de mi parte.
Es hora de que me vaya, Conejo, no puedo retrasarme. Adiós.
Sergio W
- Alicia: No es que yo llegue tarde, es que todos los relojes están adelantados.
- Conejo: de cualquier modo llegas tarde, debes llegar a horario.
- Alicia: Pues todos deberían atrasar sus relojes y así notarían que yo siempre soy puntual.
- Conejo: ¿por qué no sales tú diez minutos más temprano?
- Alicia: Siempre lo hago y, afortunadamente, me distraigo con las flores del camino. De lo contrario siempre estaría llegando diez minutos antes del horario prometido, y eso sería muy descortés de mi parte.
Es hora de que me vaya, Conejo, no puedo retrasarme. Adiós.
Sergio W
Mi inseparable amigo Antonio
Cuando subí a ese tren aquel día pensé que sería un viaje más hacia Rosario, tal como solían ser esos viajes cuando quería escaparme del mundo.
Yo soy así. Un poco dandy, un poco un "clochart", un vaga-"mundo". Me fascina subir a un tren, tirarme en el furgón con los linyeras y escaparme del mundo formal para meterme en el submundo de mis amigos los errantes que vagan sin obligaciones, sin reparos y con la libertad que le otorgan a uno esas vias largas, tan largas como piernas de mujer, que siguiéndolas uno puede transportarse al paraíso o al peor de los infiernos.
Mi esposa me había dejado por otro tipo. ¿Una más, qué importaba? Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las mujeres si no van a hacernos felices?
De todos modos, voy a confesarlo, la pena no lograba dejarme, o yo no podía deshacerme de ella.
No me faltaba nunca desde aquel día una botella de escocés bajo el brazo. De dandy ya poco me quedaba. Sin trabajo, con las cuentas del banco ya en rojo absoluto y apenas unos pesos en el bolsillo, pertenecía más al submundo de los desamparados del mundo que al mundo de los humanos corrientes.
Cogí aquel tren ya cuando estaba alejado unos treinta metros del andén, una vez que hubo partido, porque no tenía boleto. No era la primera vez que usaba ese truco y el guarda ya me había visto antes, pero por alguna razón, quizá por una compasión extraña hacia mí, nunca me había reclamado el boleto.
Yo soy así. Un poco dandy, un poco un "clochart", un vaga-"mundo". Me fascina subir a un tren, tirarme en el furgón con los linyeras y escaparme del mundo formal para meterme en el submundo de mis amigos los errantes que vagan sin obligaciones, sin reparos y con la libertad que le otorgan a uno esas vias largas, tan largas como piernas de mujer, que siguiéndolas uno puede transportarse al paraíso o al peor de los infiernos.
Mi esposa me había dejado por otro tipo. ¿Una más, qué importaba? Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las mujeres si no van a hacernos felices?
De todos modos, voy a confesarlo, la pena no lograba dejarme, o yo no podía deshacerme de ella.
No me faltaba nunca desde aquel día una botella de escocés bajo el brazo. De dandy ya poco me quedaba. Sin trabajo, con las cuentas del banco ya en rojo absoluto y apenas unos pesos en el bolsillo, pertenecía más al submundo de los desamparados del mundo que al mundo de los humanos corrientes.
Cogí aquel tren ya cuando estaba alejado unos treinta metros del andén, una vez que hubo partido, porque no tenía boleto. No era la primera vez que usaba ese truco y el guarda ya me había visto antes, pero por alguna razón, quizá por una compasión extraña hacia mí, nunca me había reclamado el boleto.
Carta para que usted sepa
Le escribo esta misiva, señorita, para el caso remoto y por si acaso no han notado su ojos en mis ojos un destello al mirar sus dos ojazos. Si me dirijo por escrito, usted entienda. No es que peque de quedado ni silente, es que congela mi lengua su sonrisa y me atraviesan mariposas por el vientre.
Si usted no sabe, señorita, yo le cuento, que mientras usted me mira se me fuga, el alma cabalgando con el viento y la boca se me queda medio muda. Ni hablar cuando me habla con ternura su boca que me sabe a chocolate que aunque quiera probarla no he probado pero me tiene loco de remate.
En el supuesto caso que usted sienta un cosquilleo extraño como el mío, le recomiendo con prisa y con premura me de señales con tacto y con buen tino. No es cuestión que ambos andemos por la vida con cosquilleos mutuos ignorados, si el destino la quiere en mi camino, es mejor que pronto lo sepamos.
Pero tengo el deber de prevenirla, tengo labios asesinos esperando, tengo besos de esos que le quitan el aliento, tengo abrazos para no andar olvidando.
En fin, yo quisiera que usted sepa lo mucho que la estoy necesitando, que si tuviera esta carta entre sus manos, supiera usted que ya la estoy amando.
Firmado, un suyo caballero
Posdata: usted ordena cuándo
Sergio W
Si usted no sabe, señorita, yo le cuento, que mientras usted me mira se me fuga, el alma cabalgando con el viento y la boca se me queda medio muda. Ni hablar cuando me habla con ternura su boca que me sabe a chocolate que aunque quiera probarla no he probado pero me tiene loco de remate.
En el supuesto caso que usted sienta un cosquilleo extraño como el mío, le recomiendo con prisa y con premura me de señales con tacto y con buen tino. No es cuestión que ambos andemos por la vida con cosquilleos mutuos ignorados, si el destino la quiere en mi camino, es mejor que pronto lo sepamos.
Pero tengo el deber de prevenirla, tengo labios asesinos esperando, tengo besos de esos que le quitan el aliento, tengo abrazos para no andar olvidando.
En fin, yo quisiera que usted sepa lo mucho que la estoy necesitando, que si tuviera esta carta entre sus manos, supiera usted que ya la estoy amando.
Firmado, un suyo caballero
Posdata: usted ordena cuándo
Sergio W
Amores que nacen en Julio
Cómo contarle a esta lluvia de Julio
que por más que intente
su parca tristeza empapada
no puede aumentar la tristeza
que llevo guardada
Cómo decir sin palabras erradas
que lo enloden todo
que laten junto a sus latidos,
aunque ella prefiera estar lejos,
los latidos míos.
Cómo lograr que su orgullo dolido
ya no se lastime
que llore su llanto en mi pecho
que deje de estar al acecho
que nade en mi río
Palabras de lluvias de Julio
que vuelan al viento
queriendo ser aves que besen su alma
dejando una flor y un lamento
Palabras que nacen en Julio
palabras gastadas
queriendo ser suave caricia
que roce sus frías mejillas
desencantadas
Amores que nacen en Julio
dejando morir entre nuestras pupilas
una lágrima
Sergio W
que por más que intente
su parca tristeza empapada
no puede aumentar la tristeza
que llevo guardada
Cómo decir sin palabras erradas
que lo enloden todo
que laten junto a sus latidos,
aunque ella prefiera estar lejos,
los latidos míos.
Cómo lograr que su orgullo dolido
ya no se lastime
que llore su llanto en mi pecho
que deje de estar al acecho
que nade en mi río
Palabras de lluvias de Julio
que vuelan al viento
queriendo ser aves que besen su alma
dejando una flor y un lamento
Palabras que nacen en Julio
palabras gastadas
queriendo ser suave caricia
que roce sus frías mejillas
desencantadas
Amores que nacen en Julio
dejando morir entre nuestras pupilas
una lágrima
Sergio W
Monólogo de amor disonante, en mí sostenido
- ¿Adónde va mujer con paso tan ligero y con ese aire de usted-aquí-no-existe?
Déjeme decirle que está desairando al futuro amor de su vida.
¿Soberbio? Claro que no. No es que lo diga yo, me lo dicen sus ojos que me miran con un brillo sorprendido.
Me lo ha dicho también una gitana esta misma mañana. Y yo le creo rajatabla a las gitanas que me dicen lo que quiero oír.
¿Atrevido? Pues, sí. Me atrevo a todo. ¿Y usted?
Espere, no se vaya. Es cierto, no me conoce. Yo sí la conozco.
No, no es porque pasa todas las mañanas por aquí. De hecho acabo de llegar de lejos. Nunca he estado en este pueblo.
Usted es como esas cosas que uno ha conocido siempre sin recordar haberlas visto.
Por ejemplo, conservo un recuerdo de la mueca de su sonrisa que nunca he visto,
Exacto, ¡ésa!
No, lo sé. Le he dicho ya que la conozco, no me pregunte más. No sabría responderle.
Al fin me ha sonreído. No se sonroje, no es necesario. Aunque adoro sus mejillas de crepúsculo de fuego.
Esas mismas, ¿lo vé?
Me alegra caerle bien. Le confieso que en un momento dado casi he llegado a dudar de que usted había sido creada para mí.
Fue sólo un instante, cuando pareció turbada al verme.
Sí, lo sé. Es debido a la emoción. Intenté inhibirla pero no pude. Mi pupila intentó luchar frente a ella pero se rindió y la dejó caer rodando, húmeda sobre mi rostro. Déjela allí. Esa lágrima me gusta porque rinde culto y es souvenir de nuestro amor.
También usted me ama pero aún no lo sabe.
No tema, no busco la mujer perfecta pero demando la mujer perfecta para mí.
Y usted encaja en esa categoría, como las gotas de rocío llegan al alba justo en el instante en que un poeta llora.
O quizá a la inversa, qué importa.
Lo único que entiendo son los sueños que se cumplen en verano. Y el chirrío de los grillos en la tarde. Y la luna gorda o flaca colgando de la noche. Y el río. Y el viento. Y usted. Esas cosas...
Cuando supe de usted fui feliz.
No sé cuándo, creo que siempre lo supe. Siempre fui feliz de antemano por saber que usted existía.
No importa el tiempo. ¿Eso qué importa? Si el amor es eterno.
Eterno como la vida de una mariposa que no conoce la palabra fin. Instantáneo y eterno como su vida o la mía.
¿Un sueño? No podría serlo, pues usted es tan real como mi vida. Si usted lo es, también yo lo soy.
¿Cuál es la diferencia?
¿Con qué vara se mide la felicidad? ¿Una vara real o una imaginaria? Pues ambas miden.
Hágame usted un favor: Si me despierto, convénzame de que seguimos soñando.
Sergio W
Déjeme decirle que está desairando al futuro amor de su vida.
¿Soberbio? Claro que no. No es que lo diga yo, me lo dicen sus ojos que me miran con un brillo sorprendido.
Me lo ha dicho también una gitana esta misma mañana. Y yo le creo rajatabla a las gitanas que me dicen lo que quiero oír.
¿Atrevido? Pues, sí. Me atrevo a todo. ¿Y usted?
Espere, no se vaya. Es cierto, no me conoce. Yo sí la conozco.
No, no es porque pasa todas las mañanas por aquí. De hecho acabo de llegar de lejos. Nunca he estado en este pueblo.
Usted es como esas cosas que uno ha conocido siempre sin recordar haberlas visto.
Por ejemplo, conservo un recuerdo de la mueca de su sonrisa que nunca he visto,
Exacto, ¡ésa!
No, lo sé. Le he dicho ya que la conozco, no me pregunte más. No sabría responderle.
Al fin me ha sonreído. No se sonroje, no es necesario. Aunque adoro sus mejillas de crepúsculo de fuego.
Esas mismas, ¿lo vé?
Me alegra caerle bien. Le confieso que en un momento dado casi he llegado a dudar de que usted había sido creada para mí.
Fue sólo un instante, cuando pareció turbada al verme.
Sí, lo sé. Es debido a la emoción. Intenté inhibirla pero no pude. Mi pupila intentó luchar frente a ella pero se rindió y la dejó caer rodando, húmeda sobre mi rostro. Déjela allí. Esa lágrima me gusta porque rinde culto y es souvenir de nuestro amor.
También usted me ama pero aún no lo sabe.
No tema, no busco la mujer perfecta pero demando la mujer perfecta para mí.
Y usted encaja en esa categoría, como las gotas de rocío llegan al alba justo en el instante en que un poeta llora.
O quizá a la inversa, qué importa.
Lo único que entiendo son los sueños que se cumplen en verano. Y el chirrío de los grillos en la tarde. Y la luna gorda o flaca colgando de la noche. Y el río. Y el viento. Y usted. Esas cosas...
Cuando supe de usted fui feliz.
No sé cuándo, creo que siempre lo supe. Siempre fui feliz de antemano por saber que usted existía.
No importa el tiempo. ¿Eso qué importa? Si el amor es eterno.
Eterno como la vida de una mariposa que no conoce la palabra fin. Instantáneo y eterno como su vida o la mía.
¿Un sueño? No podría serlo, pues usted es tan real como mi vida. Si usted lo es, también yo lo soy.
¿Cuál es la diferencia?
¿Con qué vara se mide la felicidad? ¿Una vara real o una imaginaria? Pues ambas miden.
Hágame usted un favor: Si me despierto, convénzame de que seguimos soñando.
Sergio W
Versos a mi rorro verso
Vástago de la vagina de la noche
y mi locura
nació un verso deshilachado
un tanto cojo
Nadie daba un duro por su facha
de mala rima
pero a pesar de ellos y de todo
yo le quería
En un día rayado echó dos alas
a los costados
¡qué orgulloso de mi verso
que me sentía!
Viérame usted señor con mis ojitos
en aquel día
que se largó a volar orondo
por todo el cielo
Ensayaba tirabuzones azules
el caradura
yo que no sé mentir
fingí mi enojo
por temor que los dueños
de versos verdes
se mofaran del sencillo vuelo
de un verso rojo
El colmo fue cuando el crío en
acto de arrojo
salió indemne sin magullones,
de puro guapo,
cuando ensayó su vuelo rasante
de ripio flojo
¡Ay de mis nervios de larva!
¡Hechos guiñapos!
casi me descalabro
como un despojo
Después de tantos años
de compañía
me he acostumbrado mucho
a su porfía
¡Guay! si no lo tuviera...
¡qué desconsuelo!
que hoy lo llevo en el alma a
mi verso cielo
Sergio W
y mi locura
nació un verso deshilachado
un tanto cojo
Nadie daba un duro por su facha
de mala rima
pero a pesar de ellos y de todo
yo le quería
En un día rayado echó dos alas
a los costados
¡qué orgulloso de mi verso
que me sentía!
Viérame usted señor con mis ojitos
en aquel día
que se largó a volar orondo
por todo el cielo
Ensayaba tirabuzones azules
el caradura
yo que no sé mentir
fingí mi enojo
por temor que los dueños
de versos verdes
se mofaran del sencillo vuelo
de un verso rojo
El colmo fue cuando el crío en
acto de arrojo
salió indemne sin magullones,
de puro guapo,
cuando ensayó su vuelo rasante
de ripio flojo
¡Ay de mis nervios de larva!
¡Hechos guiñapos!
casi me descalabro
como un despojo
Después de tantos años
de compañía
me he acostumbrado mucho
a su porfía
¡Guay! si no lo tuviera...
¡qué desconsuelo!
que hoy lo llevo en el alma a
mi verso cielo
Sergio W
Soneto desesperanzado
Hablando de hombre a hombre con el viento
no por loco, más bien por desquiciado
que ella ya no está más a mi lado,
le he contado este sórdido lamento
Y le he pedido hacerme un juramento
que por ver mi semblante derrotado
de inmediato el céfiro ha aceptado
por menguar un ardite mi tormento:
Que le lleve los besos que le ofrezco
que me traiga un suspiro y mi ilusión
que termine el suplicio que padezco...
Volvió el viento soplando decepción
mas le dije: tranquilo, te agradezco
que me partas de un golpe el corazón
Sergio W
no por loco, más bien por desquiciado
que ella ya no está más a mi lado,
le he contado este sórdido lamento
Y le he pedido hacerme un juramento
que por ver mi semblante derrotado
de inmediato el céfiro ha aceptado
por menguar un ardite mi tormento:
Que le lleve los besos que le ofrezco
que me traiga un suspiro y mi ilusión
que termine el suplicio que padezco...
Volvió el viento soplando decepción
mas le dije: tranquilo, te agradezco
que me partas de un golpe el corazón
Sergio W
El ladrillo de mi universo
Descolgada de la noche de los tiempos
tras mi nuca se escapa una luz blanca
que me trajo al borde de este abismo
transmutando en mi conciencia un pensamiento
¿Qué es este mundo que llamamos mundo?
¿qué son las cosas, qué es el aire, qué es la vida?
Puedo entender perfectamente el misterio de una rosa
puedo sangrar por dentro de amor
por tus pupilas que no quieren ser mías.
Puedo descifrar la música, saborear la poesía...
pero no me pidas que explique
el porqué de las cosas.
Un instante girando sobre un eje
es el pasado, el futuro, es el presente
La realidad se emborrona, se deforma
no puede contenerse en su esqueleto
si miras con ojos indiscretos
verás que nada es lo que parece
La única realidad es lo que sientes
lo que siento, lo que percibes en un instante eterno
desgranado en tic-tacs de besos y caricias
que es el único reloj que marca el tiempo
Lo demás son fantasías de los niños
que juegan a la bolsa de valores,
de los tontos que juegan al poder,
de los ciegos que tienen ojos y no ven
el mundo que está ante sus narices.
Uno por costumbre llega a creer que el mundo es lo que vemos.
He pensado que todo eso está allí sólo para distraernos
de lo que en serio existe:
De un cielo teñido de rojo en el ocaso
hablando con silencios, tomados de la mano
anudados en las almas...
De una lágrima que brota de emoción,
de un Bécquer diciendo "poesía eres tú",
de un Neruda que escribe los versos más tristes,
de la luna enamorada de la noche,
de la noche primera en que regué tu flor con mi rocío
del secreto profundo del color azul...
Uno llega a creer que la felicidad es un lugar,
que despegar en un avión es volar
que soñar es dormir
que la seguridad es una pensión.
Uno termina muchas veces creyéndose esas cosas...
Descolgada de la noche de los tiempos
viaja una luz blanca que busca el infinito
Se abre el cielo en los pétalos de una flor
Las estrellas se desvanecen en la nada
se cierra el universo entre los muslos de la noche
De unos ojos amanece la mañana.
Puedo entender perfectamente la existencia de tus labios
puedo percibir la necesidad de los tequieros
puedo saber que existo cada vez que te beso
puedo palpar, soñar, sentir cada verso
pero no me pidan que viva en una irrealidad
donde la poesía no sea el ladrillo de mi universo
Sergio W
tras mi nuca se escapa una luz blanca
que me trajo al borde de este abismo
transmutando en mi conciencia un pensamiento
¿Qué es este mundo que llamamos mundo?
¿qué son las cosas, qué es el aire, qué es la vida?
Puedo entender perfectamente el misterio de una rosa
puedo sangrar por dentro de amor
por tus pupilas que no quieren ser mías.
Puedo descifrar la música, saborear la poesía...
pero no me pidas que explique
el porqué de las cosas.
Un instante girando sobre un eje
es el pasado, el futuro, es el presente
La realidad se emborrona, se deforma
no puede contenerse en su esqueleto
si miras con ojos indiscretos
verás que nada es lo que parece
La única realidad es lo que sientes
lo que siento, lo que percibes en un instante eterno
desgranado en tic-tacs de besos y caricias
que es el único reloj que marca el tiempo
Lo demás son fantasías de los niños
que juegan a la bolsa de valores,
de los tontos que juegan al poder,
de los ciegos que tienen ojos y no ven
el mundo que está ante sus narices.
Uno por costumbre llega a creer que el mundo es lo que vemos.
He pensado que todo eso está allí sólo para distraernos
de lo que en serio existe:
De un cielo teñido de rojo en el ocaso
hablando con silencios, tomados de la mano
anudados en las almas...
De una lágrima que brota de emoción,
de un Bécquer diciendo "poesía eres tú",
de un Neruda que escribe los versos más tristes,
de la luna enamorada de la noche,
de la noche primera en que regué tu flor con mi rocío
del secreto profundo del color azul...
Uno llega a creer que la felicidad es un lugar,
que despegar en un avión es volar
que soñar es dormir
que la seguridad es una pensión.
Uno termina muchas veces creyéndose esas cosas...
Descolgada de la noche de los tiempos
viaja una luz blanca que busca el infinito
Se abre el cielo en los pétalos de una flor
Las estrellas se desvanecen en la nada
se cierra el universo entre los muslos de la noche
De unos ojos amanece la mañana.
Puedo entender perfectamente la existencia de tus labios
puedo percibir la necesidad de los tequieros
puedo saber que existo cada vez que te beso
puedo palpar, soñar, sentir cada verso
pero no me pidan que viva en una irrealidad
donde la poesía no sea el ladrillo de mi universo
Sergio W
La princesa que quiso ser bruja
Publicado por
Sergei
, martes, marzo 09, 2010 at 3:13 a.m., in
La bruja de un cuento de vida
se siente encerrada entre muros de viento
se cree solitaria, se siente dolida
pasando las páginas ocres del tiempo
soñando canciones y danzas
temiendo a las flechas agudas
que harteras y crueles hirieron sus días
La bruja del cuento de Beni es su vida
que vuela entre nubes de incienso
que sueña despierta y dormida
soñando en las alas de un cuento
pasando las hojas del viento
llorando los versos que valen la pena
pintando de rosa y carmín la tela de sus días
La princesa del cuento, harta de rutina
se durmió detrás de los muros sedientos
de días más felices, de vidas cristalinas
y empuñó su escóbula seca de lamentos,
se lanzó a navegar por los vientos
disfrazada de brújula sin memoria
embrujando de amores, de luz y alegría.
Mi linda brujita, gallega, guapa entre las guapas,
quieras o no quieras,
entre harapos, pingajos y trapos
escondida detrás de guiñapos
brilla la princesa
Sergio W
se siente encerrada entre muros de viento
se cree solitaria, se siente dolida
pasando las páginas ocres del tiempo
soñando canciones y danzas
temiendo a las flechas agudas
que harteras y crueles hirieron sus días
La bruja del cuento de Beni es su vida
que vuela entre nubes de incienso
que sueña despierta y dormida
soñando en las alas de un cuento
pasando las hojas del viento
llorando los versos que valen la pena
pintando de rosa y carmín la tela de sus días
La princesa del cuento, harta de rutina
se durmió detrás de los muros sedientos
de días más felices, de vidas cristalinas
y empuñó su escóbula seca de lamentos,
se lanzó a navegar por los vientos
disfrazada de brújula sin memoria
embrujando de amores, de luz y alegría.
Mi linda brujita, gallega, guapa entre las guapas,
quieras o no quieras,
entre harapos, pingajos y trapos
escondida detrás de guiñapos
brilla la princesa
Sergio W
Deseos para después del temblor...
(Dedicado con cariño a Raquel S. B.)
Chile, la noche que la tierra te tragaba
dejó huellas de tronar en los oídos
abrió la tierra firme que pisabas
quebró la paz con jadeantes estallidos
Como un gigante aplastando tus puentes
derribando las moles de cemento
replicando cada replica en los dientes
jugando al terremoto más violento
El día que María llegó a vivir a Chile sabía que deberia esforzarse mucho para salir adelante
pero nunca pensó que hoy estaría recordando su casa derrumbada hecha un montón de escombros, las carreteras cortadas como con una tijera, los muertos contados por cientos, la tristeza y el dolor pintados en cada rostro chileno.
La miseria tocando a las puertas del corazón humano, la bajeza de robar a sus hermanos, la vergüenza, el miedo, la represión...
Nunca pensó María que estaría hoy allí sentada en su sillón de su casa de Valparaíso, mirando por la ventana a los niños jugar como si toda esa tragedia ya no existiera, los autos circular por las carreteras, la vida transcurrir tan excelsa y plácida.
Y mirando por la ventana pensaba que todo aquello parecía un mal sueño, que el terremoto era un triste recuerdo del pasado.
Sin embargo, comprendió que el terremoto perduraba aún dentro suyo, en la forma de gritos, de grietas, de silencios penetrantes y de nuevos temblores, de sangre, de muertos, de rabia.
El bramido de las placas no cesaba en cada latir suyo, las lámparas encima de su cabeza aún parecían temblequear.
Esa sensación de estar en guerra con la tierra era terrible.
Asomándose a la ventana y viendo que la paz reinaba hoy en su Chile, se dijo que si la tierra ya había firmado la paz con los chilenos ella también cumpliría su parte del pacto y dejaría escapar todos esos fantasmas de la muerte que aún vivían en su interior.
Y sintió paz por primera vez en mucho tiempo, porque Chile SE HABÍA LEVANTADO...
Canta Chile con voces de montaña
una canción que lleve el estandarte del olvido
que se tiña de futuro lo vivido
que sigan a tus noches tus mañanas
Hoy vislumbré un Chile de coraje
que en un santiamén se levantaba.
Sergio W
Chile, la noche que la tierra te tragaba
dejó huellas de tronar en los oídos
abrió la tierra firme que pisabas
quebró la paz con jadeantes estallidos
Como un gigante aplastando tus puentes
derribando las moles de cemento
replicando cada replica en los dientes
jugando al terremoto más violento
El día que María llegó a vivir a Chile sabía que deberia esforzarse mucho para salir adelante
pero nunca pensó que hoy estaría recordando su casa derrumbada hecha un montón de escombros, las carreteras cortadas como con una tijera, los muertos contados por cientos, la tristeza y el dolor pintados en cada rostro chileno.
La miseria tocando a las puertas del corazón humano, la bajeza de robar a sus hermanos, la vergüenza, el miedo, la represión...
Nunca pensó María que estaría hoy allí sentada en su sillón de su casa de Valparaíso, mirando por la ventana a los niños jugar como si toda esa tragedia ya no existiera, los autos circular por las carreteras, la vida transcurrir tan excelsa y plácida.
Y mirando por la ventana pensaba que todo aquello parecía un mal sueño, que el terremoto era un triste recuerdo del pasado.
Sin embargo, comprendió que el terremoto perduraba aún dentro suyo, en la forma de gritos, de grietas, de silencios penetrantes y de nuevos temblores, de sangre, de muertos, de rabia.
El bramido de las placas no cesaba en cada latir suyo, las lámparas encima de su cabeza aún parecían temblequear.
Esa sensación de estar en guerra con la tierra era terrible.
Asomándose a la ventana y viendo que la paz reinaba hoy en su Chile, se dijo que si la tierra ya había firmado la paz con los chilenos ella también cumpliría su parte del pacto y dejaría escapar todos esos fantasmas de la muerte que aún vivían en su interior.
Y sintió paz por primera vez en mucho tiempo, porque Chile SE HABÍA LEVANTADO...
Canta Chile con voces de montaña
una canción que lleve el estandarte del olvido
que se tiña de futuro lo vivido
que sigan a tus noches tus mañanas
Hoy vislumbré un Chile de coraje
que en un santiamén se levantaba.
Sergio W
Polvo
Un grano de polvo.
Un grano de polvo posado en un tronco que viaja en un río.
Un puñado de agua del río bañando las algas y el plancton pegado en la quilla de un viejo navío.
Tus ojos.
Tus ojos mirando los míos.
Mis ojos mirando la aurora que pinta con fuego en el cielo el estío.
El agua, la arena, las olas.
La rabia del agua babeando la playa.
Las babas del tiempo mojando la arena del reloj del alma.
El verdor.
La nervadura en la hoja más alta de un eucalipto añoso.
Sus ramas llorando tristezas que él mismo no entiende.
Un águila calva que es dueña del cielo, que es reina del mundo, que es dios, o que al menos lo piensa y lo siente.
La manzana de Newton, la huella de Armstrong, la lengua de Einstein.
Las balas de Lennon, las manos de Judas, las rimas de Shakespeare.
Un rabo de nube.
Un rabo de nube arrancado de cuajo a manos del viento.
Y el viento meciendo tu pelo que baila catalas y treguas con hadas de un cuento.
Y la luna y un trébol y el sol y un cristal y un gusano de seda.
Y una lágrima, un rayo de luna, un reloj marcando la una,
los bollos de pan de la abuela.
El instante en que el óvulo es alguien, la vida de un pez, tu niñez
o la dermis que viste el cadáver encinto de huesos,
incluso el hedor de su carne podrida y deshecha,
su materia esparcida y mezclada al fin en la tierra.
Y el recuerdo, y lo abstracto; la idea.
Los aromas, los mares, el aire, incluso el espacio,
las galaxias pobladas de estrellas.
La belleza, el dolor, la grandeza y los males.
Y los hombres, cada planta, cada piedra, cada ave.
Cada grano de arena, cada gota de agua...
Todo eso soy yo.
Y a la vez no soy nada.
Unas motas de polvo formando mi cuerpo que duran un mísero instante en el tiempo.
Un chasquido creador de una nada que llamamos vida, mariposa de un día, que se va a volar en un soplo de muerte que dura una vida.
Un vórtice eterno de polvo que vaga en la nada y alberga en su vientre una especie de alma.
Un dios que no sabe que es dios porque no le han contado.
Y un yo que no sabe si existe,
buscando su alma en los labios que aún no ha besado.
Sergio W
Un grano de polvo posado en un tronco que viaja en un río.
Un puñado de agua del río bañando las algas y el plancton pegado en la quilla de un viejo navío.
Tus ojos.
Tus ojos mirando los míos.
Mis ojos mirando la aurora que pinta con fuego en el cielo el estío.
El agua, la arena, las olas.
La rabia del agua babeando la playa.
Las babas del tiempo mojando la arena del reloj del alma.
El verdor.
La nervadura en la hoja más alta de un eucalipto añoso.
Sus ramas llorando tristezas que él mismo no entiende.
Un águila calva que es dueña del cielo, que es reina del mundo, que es dios, o que al menos lo piensa y lo siente.
La manzana de Newton, la huella de Armstrong, la lengua de Einstein.
Las balas de Lennon, las manos de Judas, las rimas de Shakespeare.
Un rabo de nube.
Un rabo de nube arrancado de cuajo a manos del viento.
Y el viento meciendo tu pelo que baila catalas y treguas con hadas de un cuento.
Y la luna y un trébol y el sol y un cristal y un gusano de seda.
Y una lágrima, un rayo de luna, un reloj marcando la una,
los bollos de pan de la abuela.
El instante en que el óvulo es alguien, la vida de un pez, tu niñez
o la dermis que viste el cadáver encinto de huesos,
incluso el hedor de su carne podrida y deshecha,
su materia esparcida y mezclada al fin en la tierra.
Y el recuerdo, y lo abstracto; la idea.
Los aromas, los mares, el aire, incluso el espacio,
las galaxias pobladas de estrellas.
La belleza, el dolor, la grandeza y los males.
Y los hombres, cada planta, cada piedra, cada ave.
Cada grano de arena, cada gota de agua...
Todo eso soy yo.
Y a la vez no soy nada.
Unas motas de polvo formando mi cuerpo que duran un mísero instante en el tiempo.
Un chasquido creador de una nada que llamamos vida, mariposa de un día, que se va a volar en un soplo de muerte que dura una vida.
Un vórtice eterno de polvo que vaga en la nada y alberga en su vientre una especie de alma.
Un dios que no sabe que es dios porque no le han contado.
Y un yo que no sabe si existe,
buscando su alma en los labios que aún no ha besado.
Sergio W
"Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía"
J. L. Borges
El ego de Marian
Unas cosquillas. Una ráfaga fresca que va y viene. Un vendaval de sueños de colores que me vuela el pelo. Una corriente de aire ascendente que me eleva y me eleva y me eleva. Me suspende. Luego algo me arranca de repente de ese espacio, me desplaza un kilómetro en tres segundos. Y se frena. Y de nuevo me transporta a otro sitio en segundos. Y de nuevo. Y de nuevo.
Por fin mi mente controla mi cuerpo y bajo lentamente.
He notado que tengo alas (no se ven). Nadie las ve, o eso creo.
De pronto me río sin saber por qué. Pero en mi mente no dejo de ver pinturas que nunca antes había visto. Están por todos lados. Algunos colores tampoco los había visto jamás. No hablo de tonalidades entre colores conocidos, es como si nunca hubieses visto el azul y de pronto lo vieras.
Jamás pensé que pudieran existir colores más hermosos que el azul pero ahora sé que existen. No sé dónde puedan existir, pero los vi.
¡Mucho hambre! Me muero de hambre de repente. Una manzana estaría bien normalmente para media-mañana. Nada: tengo más hambre.
Un plátano generalmente es un alimento suculento que calma cualquier hambre urgente: más hambre.
De pronto percibo que en realidad no necesito ingerir alimentos. El hambre que siento es un hambre distinto; no es del cuerpo.
El alma también necesita alimentarse, pienso.
Casi involuntariamente estiro mi brazo, tomo un libro de mi biblioteca y comienzo a leer poesía. No puedo parar pero me alivia. Siento saciedad. Comienzo a sonreír. Otra vez las cosquillas, pero no puedo rascarme, creo que están mucho más adentro del cuerpo. Para ser más preciso, más allá del cuerpo.
Noto excitado que en mi mente veo claramente figuras exquisitas que van transformándose a medida que leo cada verso. Nunca antes me había sucedido una cosa así.
Es como si sensaciones distintas comenzaran a ser percibidas por mí, pero con la certeza de que siempre estuvieron ahí.
Por fin mi mente controla mi cuerpo y bajo lentamente.
He notado que tengo alas (no se ven). Nadie las ve, o eso creo.
De pronto me río sin saber por qué. Pero en mi mente no dejo de ver pinturas que nunca antes había visto. Están por todos lados. Algunos colores tampoco los había visto jamás. No hablo de tonalidades entre colores conocidos, es como si nunca hubieses visto el azul y de pronto lo vieras.
Jamás pensé que pudieran existir colores más hermosos que el azul pero ahora sé que existen. No sé dónde puedan existir, pero los vi.
¡Mucho hambre! Me muero de hambre de repente. Una manzana estaría bien normalmente para media-mañana. Nada: tengo más hambre.
Un plátano generalmente es un alimento suculento que calma cualquier hambre urgente: más hambre.
De pronto percibo que en realidad no necesito ingerir alimentos. El hambre que siento es un hambre distinto; no es del cuerpo.
El alma también necesita alimentarse, pienso.
Casi involuntariamente estiro mi brazo, tomo un libro de mi biblioteca y comienzo a leer poesía. No puedo parar pero me alivia. Siento saciedad. Comienzo a sonreír. Otra vez las cosquillas, pero no puedo rascarme, creo que están mucho más adentro del cuerpo. Para ser más preciso, más allá del cuerpo.
Noto excitado que en mi mente veo claramente figuras exquisitas que van transformándose a medida que leo cada verso. Nunca antes me había sucedido una cosa así.
Es como si sensaciones distintas comenzaran a ser percibidas por mí, pero con la certeza de que siempre estuvieron ahí.
Adiós Sandro de América
"La noche se perdió en tu pelo
la luna se aferró a tu piel
y el mar se sintió celoso
y quiso en tus ojos,
estar él también"
Esta noche partió una leyenda
se quebró el tallo de la rosa rosa
se quedó su magia metida en las cosas
se llamó a silencio la Penumbra eterna
Por ese palpitar que se ha apagado
por tantos labios de rubí que no has besado
se quedó tu corazón pidiendo "fuego"
susurrando "yo te amo, yo te amo"
Y al final unos que se quedan
y al final los mitos se van
y al final nos queda la leyenda
Y al final, al final, la vida sigue igual...
Sergio W
Gente Necesaria
Publicado por
Sergei
, viernes, enero 01, 2010 at 9:21 p.m., in
Categorías:
Escritores y Poetas
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada
Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.
Hamlet Lima Quintana
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada
Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.
Hamlet Lima Quintana
2010 ¡Olé!
Barajando otra vez las esperanzas
con las cartas del año que vendrá
mejor trucar un poco la balanza
mejor guardarse en las mangas un as
Esta vez me marco la baraja
esta vuelta le hago trampas al azar
que el destino, si existe, no me alcanza
que le marco sus pasos pa'bailar
Vamos niño levanta ya tu Enero
como un guante blanco. ¡Estamos ya a duelo!
que falta mucho pa'bajarme el morro
Planta este torero su estampa en la arena
como desafiante de hervor en las venas
vente torito que muero o te estoco
Sergio W
con las cartas del año que vendrá
mejor trucar un poco la balanza
mejor guardarse en las mangas un as
Esta vez me marco la baraja
esta vuelta le hago trampas al azar
que el destino, si existe, no me alcanza
que le marco sus pasos pa'bailar
Vamos niño levanta ya tu Enero
como un guante blanco. ¡Estamos ya a duelo!
que falta mucho pa'bajarme el morro
Planta este torero su estampa en la arena
como desafiante de hervor en las venas
vente torito que muero o te estoco
Sergio W
Renuncio
Renuncio.
Renuncio a la utopía, a los ideales inalcanzables, a los sueños.
No para abandonar sus metas, sino para hacerlas mías
¿Qué objetivo podría uno alcanzar si le llama "utopía"?
No.
Mis sueños no serán sueños, serán realidades de mi imaginación
y mi imaginación y mis anhelos serán materia y realidad.
Renuncio a los pájaros que no sienten sus alas,
renuncio a mis alas si no saben volar.
Renuncio a la verdad, cuando se muestra muy pulcra
Sospecho de ella cuando no se encuentra un matiz de la mentira
Renuncio a los cielos que no son azules
y al mar sin espumas blancas
y a los mansos, y a los mansos ríos
y al mar muerto
y al espanto
de las primaveras que se rehúsan a volver.
Renuncio a las lluvias que no mojan
por temor a que los paraguas se enfaden
Renuncio al silencio en los cementerios
Renuncio a los perros que nunca muerden
Sobre todo renuncio a los caniches
y a los hombres que son como caniches: falderos
Me quedo con los lobos
porque escriben en el aire poemas a la luna
Renuncio a que las vacunas contra el hambre
aún no fueron inventadas, y a la de la soberbia
y la avaricia y la estupidez humana
Sobre todo esta última que es la madre de las otras.
Renuncio a los que acumulan cosas
para que al final los gusanos le digan a su cadáver: "Señor"
Renuncio a la felicidad porque al menos aquí no existe
Me quedo con una colección desaforada de momentos
de caricias, de besos, de polvos, de tequieros,
de amigos, de excesos, de tequilas, de boleros,
de poemas, de tangos... en fin de atracar el alma de marinero
en cada puerto de placer que no nos mate
Renuncio a la belleza
que sólo se mira con los ojos de la cara
Renuncio a las guerras que no sean
para matar a los idiotas importantes,
a los saboteadores que hacen que el mundo no funcione
Renuncio a las cajas bobas y a los millones de conejitos
renuncio a las modas, a los malos modos, y a los moros
que espían desde la costa
sin atreverse a comprarse una vida
Renuncio a los famosos con carné de boludos
esos catedráticos que venden pedos de colores flúo por la tele
Renuncio a las botineras porque salen muy caras
Renuncio a los gobernantes que gobiernan cómo hacerse
más ricos con el pueblo, mientras los amansan con pan duro,
y con ignorancia crónica alimentan la ubre eterna
que sangra pobreza pero que los alimenta a ellos como sanguijuelas
Renuncio a la violencia,
a las prisas que se apuran por llegar a ningún lado
a los derechos inhumanos para ciudadanos
a la justicia ciega operada de sus córneas
a los jueces que "interpretan" la ley como los teólogos la biblia
Protesto ante el altar de Enrique Santos
que condenó la vigésima centuria
aunque poco nos habló de estas penurias
de cambalache del dosmil también
Abdico de creer que los males son eternos
que siempre nos matarán los sueños
en el útero de la esperanza
Renuncio, protesto, abdico y pienso
que nada puede ser tan malo cuando siento
cuando río, cuando invento el mundo cada día
Pero renuncio en forma indeclinable
si unos ojos no deciden posarse en los míos
si una sonrísa no convierte la mera mueca en poesía
si unas lágrimas no lloran de alegría
o de tristeza, de emoción o de dolor
No me pidan que renuncie a los placeres, al amor,
a esperar que llegue el fin de cada día
y a estrenar cada noche un corazón
Sergio W
Renuncio a la utopía, a los ideales inalcanzables, a los sueños.
No para abandonar sus metas, sino para hacerlas mías
¿Qué objetivo podría uno alcanzar si le llama "utopía"?
No.
Mis sueños no serán sueños, serán realidades de mi imaginación
y mi imaginación y mis anhelos serán materia y realidad.
Renuncio a los pájaros que no sienten sus alas,
renuncio a mis alas si no saben volar.
Renuncio a la verdad, cuando se muestra muy pulcra
Sospecho de ella cuando no se encuentra un matiz de la mentira
Renuncio a los cielos que no son azules
y al mar sin espumas blancas
y a los mansos, y a los mansos ríos
y al mar muerto
y al espanto
de las primaveras que se rehúsan a volver.
Renuncio a las lluvias que no mojan
por temor a que los paraguas se enfaden
Renuncio al silencio en los cementerios
Renuncio a los perros que nunca muerden
Sobre todo renuncio a los caniches
y a los hombres que son como caniches: falderos
Me quedo con los lobos
porque escriben en el aire poemas a la luna
Renuncio a que las vacunas contra el hambre
aún no fueron inventadas, y a la de la soberbia
y la avaricia y la estupidez humana
Sobre todo esta última que es la madre de las otras.
Renuncio a los que acumulan cosas
para que al final los gusanos le digan a su cadáver: "Señor"
Renuncio a la felicidad porque al menos aquí no existe
Me quedo con una colección desaforada de momentos
de caricias, de besos, de polvos, de tequieros,
de amigos, de excesos, de tequilas, de boleros,
de poemas, de tangos... en fin de atracar el alma de marinero
en cada puerto de placer que no nos mate
Renuncio a la belleza
que sólo se mira con los ojos de la cara
Renuncio a las guerras que no sean
para matar a los idiotas importantes,
a los saboteadores que hacen que el mundo no funcione
Renuncio a las cajas bobas y a los millones de conejitos
renuncio a las modas, a los malos modos, y a los moros
que espían desde la costa
sin atreverse a comprarse una vida
Renuncio a los famosos con carné de boludos
esos catedráticos que venden pedos de colores flúo por la tele
Renuncio a las botineras porque salen muy caras
Renuncio a los gobernantes que gobiernan cómo hacerse
más ricos con el pueblo, mientras los amansan con pan duro,
y con ignorancia crónica alimentan la ubre eterna
que sangra pobreza pero que los alimenta a ellos como sanguijuelas
Renuncio a la violencia,
a las prisas que se apuran por llegar a ningún lado
a los derechos inhumanos para ciudadanos
a la justicia ciega operada de sus córneas
a los jueces que "interpretan" la ley como los teólogos la biblia
Protesto ante el altar de Enrique Santos
que condenó la vigésima centuria
aunque poco nos habló de estas penurias
de cambalache del dosmil también
Abdico de creer que los males son eternos
que siempre nos matarán los sueños
en el útero de la esperanza
Renuncio, protesto, abdico y pienso
que nada puede ser tan malo cuando siento
cuando río, cuando invento el mundo cada día
Pero renuncio en forma indeclinable
si unos ojos no deciden posarse en los míos
si una sonrísa no convierte la mera mueca en poesía
si unas lágrimas no lloran de alegría
o de tristeza, de emoción o de dolor
No me pidan que renuncie a los placeres, al amor,
a esperar que llegue el fin de cada día
y a estrenar cada noche un corazón
Sergio W
Mujer que llevas los besos en el alma
(Para Paula en su cumpleaños)
Mujer que no mides la palabra amory que vas y que buscas y que sientes
y que intentas y que amas y presientes
que la dicha es compañera del dolor
Mujer navegante del color, de la música y la rima
llamé dicha a la noche que el destino
mezcló tu camino y el mío
me regaló tu amistad y tu risa en mi retina
Quién pudiera ser tan rico como yo
rico de almas, de recuerdos, de abrazos
de palabras, de nostalgias y de lazos
tejidos y bordados en mi corazón
Quién pudiera entonar la melodía
la paz y la alegría de saberte
tú siempre allí, yo siempre aquí, bonita suerte
caracol soy hoy corriendo de alegría
Mujer que refrescas como una mañana
mujer que reflejas el espejo de las cosas
quédate hoy a pintar la vida en rosa
mujer que llevas los besos en el alma
Sergio W
Deseos para una princesa
(a Chío)
Habiéndote declarado "princesa"un caballero de ley insurgente
digo yo, al varón ha sido evidente
la diadema en tu sien y tu belleza
En una almohada blanca tu cabeza
apoyada esta vez convaleciente
tus mañanitas te dirán presente
y que se sane pronto la princesa
Mi querida Rocío jalisciense
que hoy quiero yo también estar presente
aunque más no sea de corazón
Desearte que te cures cuanto antes,
en este aniversario saludarte,
de regalo cantarte una canción
Sergio W
Adiós Mercedes, la voz del pueblo que no puede apagarse
Cuna de indios y de galos
naciste un nueve de julio
en el día de la patria,
San Miguel de Tucumán.
Arrullaba tu pesebre el rojo
trueno triste de tu voz
rompía tu puño en alto
hipocresías e injusticias
que tu garganta nunca calló
Gracias a la vida nos has dado tanto
tu estampa, tu lucha, tu canción
nunca más fuerte tu maza
la cantera de los parias
y de los pobres golpeó
Te espera Violeta Parra,
Atahualpa el gran cantor,
te espera el poeta Jara
y tantos otros...
en el cielo de los justos
que cantaron su dolor
Que aquí mil y un homenajes
tu pueblo te rendirá
cantando la misa criolla
y tú desde el otro lado
de las cañas y el altar
Duerme, duerme mi negrita
descansa tu sangre diaguita
tu voz no puede callar
Hoy el grito de la tierra
es el que se desgarra más
Descansa con Alfonsina
hablando de caracolas
del otro lado del mar
Hoy como siempre tu canto
resuena y vibra más
porque en tu voz traes el pueblo
y no cantas por cantar
¿Cómo se acalla el clamor?
¿cómo se apaga la pena?
Si tu persona se ha ido
y América hoy todavía
sangrando está por sus venas
Canta, canta mi negrita
con la voz de todo el pueblo
estremécenos el alma
con tu canto viejo y nuevo
¿Cómo callar al cantor
aunque se calle la vida?
¿Cómo acallar la esperanza
si tu llama está encendida?
Y es tu llama la de América
latinoamérica toda
la voz de todas las voces
de todas las voces todas
No pudieron los milicos
no pudo la hipocresía
no pudieron las desgracias
ensombrecer tu valía
Se me hace que doña muerte
no acallará tu porfía
Un triste cuatro de octubre
te fuiste Mercedes Sosa
caminando con tu poncho,
llevándote las espinas
y dejándonos las rosas
para que tu pueblo cante
de fiesta por tus legados,
su folklore y por sus cosas
Descansa en paz mi negrita
por siempre estarás presente
que tu bombo, india diaguita,
y tu voz sonará siempre.
Sergio W
"Todas las voces todas, todas las manos todas, toda la sangre puede ser canción en el viento"
naciste un nueve de julio
en el día de la patria,
San Miguel de Tucumán.
Arrullaba tu pesebre el rojo
trueno triste de tu voz
rompía tu puño en alto
hipocresías e injusticias
que tu garganta nunca calló
Gracias a la vida nos has dado tanto
tu estampa, tu lucha, tu canción
nunca más fuerte tu maza
la cantera de los parias
y de los pobres golpeó
Te espera Violeta Parra,
Atahualpa el gran cantor,
te espera el poeta Jara
y tantos otros...
en el cielo de los justos
que cantaron su dolor
Que aquí mil y un homenajes
tu pueblo te rendirá
cantando la misa criolla
y tú desde el otro lado
de las cañas y el altar
Duerme, duerme mi negrita
descansa tu sangre diaguita
tu voz no puede callar
Hoy el grito de la tierra
es el que se desgarra más
Descansa con Alfonsina
hablando de caracolas
del otro lado del mar
Hoy como siempre tu canto
resuena y vibra más
porque en tu voz traes el pueblo
y no cantas por cantar
¿Cómo se acalla el clamor?
¿cómo se apaga la pena?
Si tu persona se ha ido
y América hoy todavía
sangrando está por sus venas
Canta, canta mi negrita
con la voz de todo el pueblo
estremécenos el alma
con tu canto viejo y nuevo
¿Cómo callar al cantor
aunque se calle la vida?
¿Cómo acallar la esperanza
si tu llama está encendida?
Y es tu llama la de América
latinoamérica toda
la voz de todas las voces
de todas las voces todas
No pudieron los milicos
no pudo la hipocresía
no pudieron las desgracias
ensombrecer tu valía
Se me hace que doña muerte
no acallará tu porfía
Un triste cuatro de octubre
te fuiste Mercedes Sosa
caminando con tu poncho,
llevándote las espinas
y dejándonos las rosas
para que tu pueblo cante
de fiesta por tus legados,
su folklore y por sus cosas
Descansa en paz mi negrita
por siempre estarás presente
que tu bombo, india diaguita,
y tu voz sonará siempre.
Sergio W
"Todas las voces todas, todas las manos todas, toda la sangre puede ser canción en el viento"
A la rosa más rosa de todo Jalisco
La dulzura que brota de sus labios
la ternura rosa que roza el alma
un atardecer sumándose al alba
querube que reza mi ateo rosario
Mi baby de ojitos calándome hondo
muñeca, tersura de porcelana
mirada gatuna, mejilla alazana
rayito de luna, solcito redondo
Cientoún mascaritas decoran su cara
¿muñequita fina o luchadora brava?
Debajo del ángel se esconde un felino
De estirpe de lucha, linaje guerrero
la flor de Jalisco de ojos de lucero
tiñe de tu rosa mi cielo argentino
la ternura rosa que roza el alma
un atardecer sumándose al alba
querube que reza mi ateo rosario
Mi baby de ojitos calándome hondo
muñeca, tersura de porcelana
mirada gatuna, mejilla alazana
rayito de luna, solcito redondo
Cientoún mascaritas decoran su cara
¿muñequita fina o luchadora brava?
Debajo del ángel se esconde un felino
De estirpe de lucha, linaje guerrero
la flor de Jalisco de ojos de lucero
tiñe de tu rosa mi cielo argentino
Sergio W
Toda la vida es ahora
Recuerdo cuando ensayaba
cada pasito que daba
como si fuera una obra
cada palabra que hablaba
¡Toda tu vida es ahora!
Y entre ensayo y otro ensayo
la roja cresta de gallo
del alma se decolora
y es por eso que hoy me explayo
¡Toda mi vida es ahora!
Recuerdo que me decían
ahorra mucho en tu alcancía.
Quien su futuro valora
no dilapida su día
¡Toda esta vida es ahora!
"Y si pecás ¡al infierno!"
"no masturbarse en invierno",
"abrigate si empeora".
"Más santo te hacés sufriendo"
¡La única vida es ahora!
Ahora paraguas no uso
de ningún placer me excuso
bailo a horas y a deshoras
a mi "yo" viejo engatuso
¡Toda mi vida es ahora!
Digo "te amo" cuando quiero
mas "te quiero" si te quiero
y adoro a la que me adora
siempre peco de sincero
¡Toda esta vida es ahora!
Y si tuviera más vidas
ÚNICAS las viviría
saboreando hora por hora
que aprendí de mi porfía:
¡TODA LA VIDA ES AHORA!
Sergio W
cada pasito que daba
como si fuera una obra
cada palabra que hablaba
¡Toda tu vida es ahora!
Y entre ensayo y otro ensayo
la roja cresta de gallo
del alma se decolora
y es por eso que hoy me explayo
¡Toda mi vida es ahora!
Recuerdo que me decían
ahorra mucho en tu alcancía.
Quien su futuro valora
no dilapida su día
¡Toda esta vida es ahora!
"Y si pecás ¡al infierno!"
"no masturbarse en invierno",
"abrigate si empeora".
"Más santo te hacés sufriendo"
¡La única vida es ahora!
Ahora paraguas no uso
de ningún placer me excuso
bailo a horas y a deshoras
a mi "yo" viejo engatuso
¡Toda mi vida es ahora!
Digo "te amo" cuando quiero
mas "te quiero" si te quiero
y adoro a la que me adora
siempre peco de sincero
¡Toda esta vida es ahora!
Y si tuviera más vidas
ÚNICAS las viviría
saboreando hora por hora
que aprendí de mi porfía:
¡TODA LA VIDA ES AHORA!
Sergio W
Llegaste Primavera
Llegaste con tu arcoiris de colores
volviste con tus campos de amapolas
llegaste con tus aves y tus flores
a empapelarme el alma con tu aroma
Llegaste con tus faldas y tus piernas
volviste con alegres melodías
llegaste a que se dicte en tus caderas
la ley de las hormonas a los días
Llegaste con el sol sobre tu frente
volviste como vuelve la mañana
llegaste a hacer más cálido lo ausente
y a sembrarme una esperanza en el alma
Llegaste cuando más te precisaba
volviste entre mi invierno y tu verano
llegaste a mitigar la noche helada
a caminar tomados de la mano
Yo no sé de verdad cuál de las flores
si fuiste tú o si ella fue primera,
si tiñó tu sonrisa de colores
o si eres tú la misma primavera
Sergio W
volviste con tus campos de amapolas
llegaste con tus aves y tus flores
a empapelarme el alma con tu aroma
Llegaste con tus faldas y tus piernas
volviste con alegres melodías
llegaste a que se dicte en tus caderas
la ley de las hormonas a los días
Llegaste con el sol sobre tu frente
volviste como vuelve la mañana
llegaste a hacer más cálido lo ausente
y a sembrarme una esperanza en el alma
Llegaste cuando más te precisaba
volviste entre mi invierno y tu verano
llegaste a mitigar la noche helada
a caminar tomados de la mano
Yo no sé de verdad cuál de las flores
si fuiste tú o si ella fue primera,
si tiñó tu sonrisa de colores
o si eres tú la misma primavera
Sergio W
911
De una vez por todas hoy
se acabe la estupidez
piensa el mundo: ¿adónde voy?
con tanto idiota de juez
La razón la han rifado
cada quién cree que ganó
el terror nos ha timado
la verdad se nos perdió
¡Nueve once: auxilio mundo!
que agonizante ya estás
torres cero, terror uno
pierden todos ¿qué más da?
Bushes, Berlusconis, Chávez
Kirchners, Sarkozys, Osamas
idiotas de Estado graves
De Manhattan hasta Atocha
de la Embajada a la AMIA
Sergio W
se acabe la estupidez
piensa el mundo: ¿adónde voy?
con tanto idiota de juez
La razón la han rifado
cada quién cree que ganó
el terror nos ha timado
la verdad se nos perdió
¡Nueve once: auxilio mundo!
que agonizante ya estás
torres cero, terror uno
pierden todos ¿qué más da?
Bushes, Berlusconis, Chávez
Kirchners, Sarkozys, Osamas
idiotas de Estado graves
De Manhattan hasta Atocha
de la Embajada a la AMIA
Sergio W
Ahora que soy ignorante
Yo que soy un ignorante y que no temo decirlo
hoy que ya me he recibido de explorador y de errante
sabía mucho más antes pero siento más ahora
y sólo miro las horas nada más que al extrañarte
De todo lo que he aprendido, lo mejor es lo olvidado
cuando miro mi pasado, es para decirle "bye"
si ayer aprendí a soñar, hoy a vivir en un sueño
que no sé si soy el dueño, pero que poco me da
Ahora que sé que el abismo frente nuestro es ilusorio
que no existe tu velorio porque nunca lo verás
me río del "qué dirán", me disfrazo de pirata
del nudo sin la corbata, de tus bragas y del mar
Ahora que soy ignorante de saberes secundarios
ahora que no leo los diarios y leo más en los ojos
que pinto de azul el rojo y encuentro el cielo en tus labios
desdeño mi abecedario-y busco el amor en tus ojos
Sergio W
hoy que ya me he recibido de explorador y de errante
sabía mucho más antes pero siento más ahora
y sólo miro las horas nada más que al extrañarte
De todo lo que he aprendido, lo mejor es lo olvidado
cuando miro mi pasado, es para decirle "bye"
si ayer aprendí a soñar, hoy a vivir en un sueño
que no sé si soy el dueño, pero que poco me da
Ahora que sé que el abismo frente nuestro es ilusorio
que no existe tu velorio porque nunca lo verás
me río del "qué dirán", me disfrazo de pirata
del nudo sin la corbata, de tus bragas y del mar
Ahora que soy ignorante de saberes secundarios
ahora que no leo los diarios y leo más en los ojos
que pinto de azul el rojo y encuentro el cielo en tus labios
desdeño mi abecedario-y busco el amor en tus ojos
Sergio W
Crying for you
(en inglés)
You came to me the day I knew
the stars were high
the sky was blue
but in my heart
the bill past due
the rose was dead
the moon was red,
so when you came
my heart was you
You came the day
life was a doom
I got awake
when I kissed you
I prayed your prayer
and my voodoo
pricked on my belly
of happiness.
Lucky if you were
wearing my shoes!
But in your eyes
winds of change grew
my engraved fate
was what I knew
Unhappy man!
Foolish guru!
the nights were long
the days were wrong
since then till now
I'm crying for you.
Sergio W
Lloro por ti...
(en español)
Viniste a míel día que percibí
a las estrellas inalcanzables
que el cielo era azul
pero en mi corazón
cuentas pendientes...
la rosa estaba muerta
rojiza era la luna
por eso cuando llegaste
mi corazón fuiste tú
Llegaste el día
que la vida era condena
Me desperté
cuando te besé
Recé tu plegaria
y mi vudú
pinchó mi panza
de felicidad
Afortunado si en mis botas
hubieras estado tú
Pero en tus ojos
vientos de cambio crecían
mi destino ya grabado
era el que yo sabía
¡Tonto gurú!
¡Hombre infeliz!
las noches era largas
los días errados
desde entonces
lloro por ti.
Sergio W
Ploro per tu
(en catalá, ¡gracias bruji!)
Vas arribar a míAl día que vas preserve
Les stels inalcanzables
Cuan el cel era blau
Però, en el meu cor
El compte davant del deure
La rosa estava morta
Vermella la Llona
Per això, cuan vas arribar
Al meu cor, vas ser tú
Vas arribar el dia
En que la vida era condemna
Amb vaig despertar
Quan et vaig besà
Vaig pregar la teva oració
I el meu vudú
Va travessar les meves entranyes
De felicitat
Hagués segut afortunat
Si en les meves botes
Augures estat tu
Però, en els teus ulls
Vents de canvi creixien
El meu destí ja gravat
Era el que jo coneixia
¡T onto guru¡
¡Home feliç¡
Les nits eren llargues
Els dies errats
Des-de llavors
Ploro per tu.
Sergio W
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